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Presentó 'Auterretratos' en Madrid

Concierto de Luis Eduardo Aute: sublime sin interrupción

Concierto de Luis Eduardo Aute: sublime sin interrupción

sábado 07 de febrero de 2009, 10:52h
Un concierto de altos quilates de principio a fin. Tres horas de música y emociones. Decía el poeta maldito Charles Baudelaire que los artistas, para ganarse semejante calificativo, debían ser sublimes sin interrupción. Como la actuación en la noche de este viernes de uno de los más grandes y polifacéticos artistas de la segunda mitad del siglo XX, lo que llevamos del XXI y lo que afortunadamente parece quedarle. Pongamos que hablo/escribo de Luis Eduardo Aute, nuestro Brassens o Brel español, que presentó en directo su último disco, 'Auterretratos'. Con 37 canciones, es la tercera y última entrega de una selección de más de un centenar de composiciones de este cantautor. Todas ellas grabadas de nuevo con arreglos más modernos y con los mismos extraordinarios músicos que le acompañan en directo.
Ellos y su 'jefe',  que está mejor que nunca precisamente de voz -graves, agudos y susurros-, de interpretación, de capacidad escénica y de estremecer las fibras sensibles de cualquiera que tenga eso: sensibilidad. Un Luis Eduardo que, con su universo poético, ético y estético de enorme calidad y profundidad como denominador común en todas sus letras, desgranó una mezcolanza de algunos de sus más conocidos éxitos -'De alguna manera', 'Las cuatro y diez', 'De paso', 'Una de dos' etc.- junto a otras canciones menos famosas pero no por ello menores -vaya temazo el titulado 'Esta noche'-. El mejor Aute en todas sus facetas, lírica, irónica, cínica, humorística, soñadora, utópica, se abrió en canal y se entregó a tope a un Palacio de Congresos que colgó el cartel de 'no hay billetes'.

    Un Aute que también cascabeleó brillantes palabras de introducción de sus canciones. Un Aute que dejó para los bises no una, ni dos, ni tres... nueve, fueron nueve las canciones del apoteósico final. Siete de las cuales le sirvieron para recordar sus inicios como cantautor, acompañándose de su guitarra, y mostrando que con el paso del tiempo su voz ha ganado en matices y tonalidades. Después fue el turno de la que la mayoría de sus seguidores de varias generaciones -por fortuna para ellos, había bastante gente joven-  creen que es su mejor canción, puede que con razón: 'La belleza'. Pero faltaba la traca final, su despedida ya rotas el alma y el cuerpo con una versión el sólo, desnudo de instrumentos e incluso de su guitarra, de la mítica 'Al alba' que escuchamos en sepulcral silencio, una aguja de dolor el esófago y el corazón ahogado.

    Puro Aute. En ese final y a lo largo de una noche ya histórica en la que, demostró, como expresan algunas de sus letras,  que en su caso "la belleza no se rinde ante el poder" y que "entre matar o morir" se queda, "amor, con amar". Pero no podíamos acabar esta crítica sin una justa y necesaria mención a esos cinco musicazos que, al son de Aute, lucieron y brillaron con él en todos los ritmos que ahora arropan y arreglan sus canciones, desde el rock and roll, al bolerazo, desde el pop a las baladas. También virtualmente salieron a hombros: el guitarrista y productor Tony Carmona, el bajo Billy Villegas, el teclista Igor Tukala, el batería Antonio Calero y la segunda voz y multiinstrumentista Crsitina Narea. Cuando el mundo se derrumba y nos vienen maldadas, siempre nos quedará Aute. Sublime sin interrupción.
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