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Cuando crecen los enanos

domingo 08 de febrero de 2009, 14:30h
No sé si es la casualidad, la suerte esquiva de algunos o la mala leche de otros pero, aunque los enanos no tienen etapa propia, como la vendimia o la recogida de la aceituna, cuando llega el momento en el que les toca crecer, surgen por todas partes.

    Rodríguez Zapatero, empeñado con éxito en ocultar sus fracasos, tiene en   Galicia a un Emilio Pérez Touriño estropeándole sus mensajes de austeridad, rigor y empeño en dar ejemplo de buena gestión.

    El nuevo rico del Pazo de Raxoi no para ni repara en gastos superfluos, propios de un sultán que asienta sus posaderas sobre pozos de petróleo, con la diferencia de que éste gallego las asienta sobre nuestros impuestos.
El enano mudo (ya que se niega a dar explicaciones) que le ha crecido a Zapatero es Touriño y ha empezado a dar el estirón en un  mal momento porque faltan poco para las elecciones gallegas.

    Pero como la diosa fortuna reparte sus gracias de forma generosa e indiscriminada, también le está haciendo crecer a enanos a Mariano Rajoy en Madrid. A las luchas internas de su partido en la capital hay que sumar ahora la investigación puesta en marcha por el oportuno Garzón sobre casos de corrupción en algunos ayuntamientos de la Comunidad.

    Es cierto que los casos de corrupción de ayuntamientos socialistas no parecen ser investigados con tanta prontitud como los del PP, pero ésa no es razón para justificar nada: el “tú más” nunca vale para eximir a nadie de su propia culpa.

    La crisis, sumada a la desconfianza en la gestión de los fondos públicos por parte de los políticos, es la ecuación perfecta para que la gente estalle. El cabreo del personal es más peligroso de lo que algunos creen, y ya empieza a no ser válida la estratagema de buscar enemigos a los que echarle la culpa de todo lo que nos pasa.

    Ya no está Bush, el precio de petróleo sigue bajando y los bancos  tienen cogidos por los huevos a los políticos.

    Martín Morales (para mí el mejor editorialista del diario ABC) dice hoy en su viñeta que “el límite de la paciencia de Zapatero con los banqueros es comparable al de la banca con los políticos, que piden préstamos para sus campañas y luego no devuelven ni un euro”.

    Mientras tanto los que votan, que coinciden con los que pagan sus impuestos y las están pasando putas, no están para bromas.
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