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Las heladas en los campos de golf

lunes 12 de enero de 2009, 11:09h
Este ingeniero agrónomo que se ocupa del cuidado de numerosos campos por toda España cuenta con más de 20 años de experiencia. Novo Sancti Petri, Layos, Cabanillas, Villar de Olalla, Aldeamayor, Entrepinos o Augusta Golf son algunos de los recorridos que están bajo su atenta mirada.

Las heladas son unos de los mayores problemas que tienen los campos de golf durante los inviernos, por no decir el mayor. Este fenómeno atmosférico afecta a los jugadores de golf ya que, normalmente, retrasa la apertura del juego al encontrarse el campo helado.

Existen dos tipos de heladas: las llamadas heladas blancas, que suelen ser las más abundantes y que son aquellas en las que se congela el vapor de agua previamente condensado en una “pared fría”, Y la helada negra, que no presenta ninguna sintomatología clara. La helada negra es mucho peor que la blanca y normalmente llega a congelar parte del suelo donde se asienta la planta, y es la que verdaderamente puede crear graves daños al césped. Además, las condiciones de juego con este tipo de helada no son reales, ya que los greenes no reciben el bote de la bola de golf, y la velocidad puede llegar a superar los 20 pies.

EntrepinosLas heladas blancas suelen desaparecer más rápidamente que las negras, ya que solo se ha de deshelar el vapor de agua existente sobre la superficie de las hojas y parte del contenido que existe en las células del césped. El tiempo que tardará en deshelarse depende de las temperaturas que existan a partir del amanecer, pero no suele llegar a 3 horas. Con las heladas negras, el césped tarda mucho más en deshelar, incluso hay días enteros que no se produce el deshielo.

La primera lucha contra las heladas la realiza la misma planta, que sabe perfectamente si se va a producir helada o no, e incluso en qué intensidad. Las plantas están formadas por células, que vamos a suponer que son botellas, y que están llenas de agua. Si una botella llena de agua se congela termina rompiéndose. Pues bien, las plantas en general, cuando saben que va a helar eliminan el “agua” que hay en las células. De este modo, si se congela no se rompe la pared celular, no se rompe la “botella”.

Los greenkeepers solemos preparar a las plantas para la llegada del invierno, y por consiguiente, de las heladas. Normalmente, aumentamos la altura de siega para que las heladas no dañen a la corona de la planta. También preparamos el contenido citoplasmático de las células que forman las hojas del césped con una solución de mayor salinidad para que el índice de congelación suba. Este es el mismo caso que el anticongelante que añadimos al agua de los coches, que no deja de ser una solución con alto porcentaje en ciertas sales para que no se congele hasta temperaturas bajísismas.

Otro factor fundamental es la especie que forme el Green. La mayoría de los greenes son de agrostis, que sufre más con el frío y detiene mucho su crecimiento vegetativo. Sin embargo, la poa annua sufre menos y tiene una más rápida recuperación. El fenómeno de los greenes con poa annua es caso aparte y nos llevaría muchas líneas, pero la experiencia me dice que hay que saber convivir con greens de determinadas mezclas en algunas zonas donde hace mucho frío. No está mal tener poa annua en invierno y agrostis en verano, pudiendo tener unos buenos greenes durante todo el año. Por ejemplo, los greenes de poa en el último US OPEN en Torre Pines eran estupendos.

En caso de heladas blancas, cuando las temperaturas se van recuperando se suelen regar para abrir antes el juego. Mucho ojo con esta operación, ya que muchas veces en vez de solucionar el problema se empeora. Recomiendo no aplicar riego con helada negra (el suelo del green es un bloque de hielo y podría aumentar el problema) y en caso de helada blanca, empezar a aplicarlo con temperatura positiva de 4 grados centígrados y sabiendo que esta temperatura va a seguir subiendo.

Otra acción de protección utilizado para salvaguardar a los greenes de las heladas es la colocación de “mantas” que cubren la superficie y evita que el green se congele. Estas “mantas” se colocan al finalizar el día, y solo las he visto en determinados lugares de EE.UU. Requieren personal de mantenimiento a última hora del día, difícil colocación y sujeción al terreno, y son muy problemáticas los días ventosos. Además se están realizando ensayos en algunas Universidades con productos químicos que disminuyan el efecto de la heladas sobre los greenes de los campos de golf .

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