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Aviones del futuro: más ligeros y seguros

jueves 05 de marzo de 2009, 10:44h
El Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Nanociencia, en colaboración con la industria aeronáutica, participa en el proyecto ICARO para la mejora de los materiales antirrayos, promoviendo la transferencia tecnológica entre investigadores y el sector empresarial.
El Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Nanociencia (IMDEA-Nanociencia) aportará su experiencia en tratamientos superficiales basados en nanotecnología a ICARO, proyecto CENIT financiado con 34 millones de euros por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), en el que participan doce empresas, nueve organismos públicos de investigación y ocho centros tecnológicos.

ICARO (Innovación en Composites Avanzados y Rear-end Optimizado) es un proyecto liderado por Airbus España cuyo objetivo es investigar y desarrollar nuevas configuraciones de aeroestructuras basadas en materiales compuestos (“composites) “eficientes, innovadoras y diferenciadas” que se adapten a los exigentes requerimientos de los aviones del futuro, más ligeros, que respeten el medio ambiente y más seguros.

En el marco de ICARO, IMDEA-Nanociencia trabaja en la elaboración un nuevo tipo de material antirrayos, LSP (siglas en inglés de Lighting Strike Protection), ligero y de alta conductividad eléctrica que pueda sustituir las redes metálicas empleadas a tal efecto hoy en día, lo que reduciría notablemente el peso de la estructura de la aeronave. Actualmente, un Boeing 747 tiene aproximadamente 225 Km de cable, lo que representa un peso de 1600 Kg. Una reducción sustancial de este peso tendría un impacto considerable en el consumo de combustible y la distancia máxima de vuelo.

La falta de conductividad eléctrica de los clásicos “composites” (materiales compuestos de fibra de carbono y resina epoxy) cada vez más usados en la estructura de aviones y el deseo de reducir el peso de los metales típicamente empleados actualmente como caminos conductores, exige explorar nuevas estrategias para facilitar que la enorme cantidad de corriente que contiene un rayo (del orden de 100.000 amperios) fluya a través de la aeronave por un camino de baja resistencia eléctrica.

Los expertos de IMDEA-Nanociencia, en colaboración con Aernnova Engineering Solutions Ibérica, están explorando el aprovechamiento de la altísima conductividad de nanotubos de carbono adecuadamente seleccionados y orientados para este propósito. Con esta estrategia se espera poder conseguir conductividad eléctrica superficial en un material compuesto no conductor mediante un tratamiento adecuado a escala nanométrica.

Pie de fotos: Imágenes de Microscopia Electrónica de nanofibras de carbono crecidas mediante procesos catalíticos.
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