Ejército, controla las cárceles de Juárez

Efectivos del Ejército mexicano se hicieron hoy con el control de los dos principales penales de Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, después de que en uno de ellos murieran ayer 21 presos por una riña entre bandas de internos, informaron fuentes oficiales.

Los militares ocuparon las instalaciones del Centro de Readaptación Social estatal, donde tuvo lugar la matanza, y las del municipal de la ciudad, considerada la más violenta del país por la lucha entre los cárteles de la droga por la ruta de los estupefacientes a Estados Unidos.

La medida coincide con el viaje que realizó hoy el alcalde de esa localidad fronteriza con El Paso, José Reyes Ferriz, a ciudad de México, para definir con las autoridades del país la incorporación de personal castrense a varios mandos policiacos que han quedado acéfalos a causa de la ola de violencia.

Uno de los cargos es el de secretario de Seguridad Pública, el jefe de la policía, que ocupaba Roberto Orduna Cruz hasta hace dos semanas, cuando dimitió después de que las bandas criminales empezaran a cumplir su amenaza de matar a un policía cada dos días si no renunciaba.

También están vacantes la Dirección del Centro de Readaptación Social estatal y la Dirección General de Transito Municipal (DGTM), como anunció Ferriz en días pasados.

La militarización de las corporaciones locales, según el alcalde, ayudará a extirpar la corrupción y las ligas que mantienen algunos funcionarios con grupos delictivos.

Además, el alcalde anticipó que intentará que agentes de la Policía Federal releven a los inspectores de comercio municipales, aunque aclaró que los cambios deberán ser acordados con las autoridades de la capital.

Mientras, los reclusorios estatal y municipal permanecen en tensa calma luego de la muerte de 21 reos en la riña registrada ayer.

Dieciocho reos fallecieron en el interior del penal estatal, mientras que dos más lo hicieron poco después en el Hospital General, al que fueron trasladados también seis lesionados, uno de los cuales falleció la pasada madrugada debido a la gravedad de sus heridas.

La batalla campal en la prisión, que duró tres horas y fue reprimida por las fuerzas de seguridad, rompió con varios días de calma en la zona en coincidencia con la llegada de 3 mil militares y mil policías federales para reforzar la seguridad.