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La avaricia de los banqueros rompe el saco

La avaricia de los banqueros rompe el saco

sábado 14 de marzo de 2009, 00:23h
La mayoría de los especialistas, si es que aun quedan, han venido asegurando que la causa  primordial de la actual crisis económica, la encontramos en las inversiones realizadas  por la banca y demás entidades financieras, de fondos de pensiones y ahorros, en productos  derivados de las  hipotecas “prime y  subprime”  con que se garantizaron los créditos conocidos como “ninja” (no income, no job, no assets; o sea, personas sin ingresos fijos, sin empleo, sin propiedades). Dichos productos financieros que fueron igualmente “ideados” por la propia banca y apalancados por mecanismos crediticios interbancarios, se “titularizaron” con nombres como MBS (Mortgage Backed Securities, es decir, obligaciones garantizadas por hipotecas), para poder ser vendidos en los mercados secundarios. En resumen, una operación financiera, creada y diseñada netamente por los banqueros y expertos del sistema financiero.
Sin llegar al extremo del Príncipe Carlos de Inglaterra, quien culpó al modernismo y al filosofo y matemático francés René Descartes de la crisis, hay quienes señalan otras causas como fallas de supervisión por parte de los organismos reguladores encargados, incumplimiento de políticas contables y de las normas bancarias  de Basilea, relajamiento de los criterios de las calificadoras de riesgo como Moody´s  o Fitch Ratings. Sin embargo, nadie señala entre las posibles causas, a la codicia, al  desmedido afán de lucro  de los banqueros dueños del negocio.
Por lo pronto, esos mismos expertos dicen que es necesario restablecer la confianza para que se reactive el crédito y consecuencialmente la economía. Obviamente, se refieren a la confianza de los bancos para volver a dar préstamos a las empresas y particulares. Por eso  los gobiernos  han aprobado planes de rescate de los bancos en sus respectivos países, que en algunos casos conllevan a una autentica nacionalización.  El sector público tapa así los agujeros negros de la banca privada con el propósito de evitar una debacle económica, sin tener la certeza de que esto sea suficiente, o del momento en que se detendrá la recesión. Pero la confianza es un  asunto de todos y mientras no se les exijan responsabilidades a las autoridades financieras, el ciudadano común que mete su dinero en los bancos, no la  va a recuperar fácilmente.
En Inglaterra, comparecieron hace poco, ante el Comité del Tesoro de la Cámara de los Comunes, cuatro exdirectivos del Royal Bank of Scotland y del Halifax Bank of Scotland. En relación con  el colapso de la banca británica a finales del año pasado, los banqueros dijeron que lamentaban "profundamente" lo sucedido. Uno de ellos, Fred Goodwin, reconoció que la práctica de remunerar a los empleados con bonos contribuyó a la crisis y que por ello debe ser revisada, aun que es difícil afirmar que  fue una de las causas. Goodwin es el mismo que  llegó hace poco, a un acuerdo de pensión de jubilación vitalicia con el  banco, de 720 mil libras anuales, que causó las repulsas del propio primer ministro Gordon Brown. Por su parte, Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca, se defendió, acusando a la economía real (pymes y familias) de haber puesto "en riesgo" al sistema bancario y no al revés. Las conocidas estafas Madoff y Stanford  hablan también de impunidad
Carlos Slim Helú, uno de los empresarios más ricos del mundo,  lo explicó hace poco de esta manera: “Dinero fácil y en exceso. O sea estamos viviendo, como siempre en estas crisis, un problema de excesos en todos lados y de todo tipo”.Nosotros, preferimos hacerlo con un viejo refrán popular ”la avaricia rompe el saco”; solo que lamentablemente, en esta ocasión, fue la avaricia de otros la que rompió el saco de millones de personas cuyo único pecado, fue depositar su confianza en el sistema financiero.
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Por: José Luís Méndez La Fuente
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