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CCM

martes 31 de marzo de 2009, 12:18h
En apenas 48 horas hemos podido ver, oír y leer, todo tipo de opiniones respecto a la intervención del Gobierno en la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha.

Como siempre ocurre en estos casos, las opiniones son favorables o desfavorables, según se sienta, el que las emite, más o menos identificado con la línea ideológica del Gobierno.

Una cuestión me ha llamado la atención y es la tibieza, por no decir prácticamente la inexistencia, de la demanda de responsabilidades al órgano de dirección de la citada Caja.

Lo normal será que antes o después traten de centrar las culpas del desajuste económico en los profesionales de la entidad, pero creo que por lo menos sino todo el mundo, muchos saben, que desgraciadamente para ellos, los altos ejecutivos de todas las entidades financieras, pero especialmente de las Cajas de Ahorro, dependen de las decisiones del consejo de administración que, en el caso de las Cajas, están ahí por designación de los partidos políticos, que son los que en ultima instancia los nombran.

Emilio Botín, presidente del Santander, ya dijo, sin ningún tapujo, que parte del problema de la crisis financiera venía motivado porque al frente de las mismas no estaban auténticos banqueros, y yo añadiría que, además, en muchas ocasiones lo que ocurre es que al frente de muchas entidades financieras lo que hay son políticos metidos a banqueros.

Es muy curioso que los responsables políticos de la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha digan que la culpa de lo que ha ocurrido es del PP, que lleva tiempo desestabilizando la Caja, hasta el punto que obligó a dimitir a sus consejeros. ¿Nos estamos volviendo todos locos? ¿O es que nos toman por tontos?.

Ahora resulta que en una Caja, en la cual los consejeros nombrados por el PP están en minoría, es decir, no mandan, sólo sirven para cobrar unas dietas y justificar una pluralidad, son los responsables de la desestabilización por no haber querido aprobar unas cuentas, resultado de la concesión de préstamos y la participación en proyectos por motivaciones exclusivamente políticas.

No soy partidario de las dimisiones al buen tun tun, o por despecho, pero desde luego sí que creo que cuando uno se da cuenta que algo va mal y trata de aportar soluciones y no le hacen caso, lo que éticamente se debe de hacer es dimitir, para, por una parte, quitarle la coartada de que están apoyando y, por otra, evitar cualquier tipo de responsabilidad en una situación que ves que, tarde o temprano, va a ser problemática.

Más les valdría a los responsables políticos que están al frente de la CCM explicar a todos los españoles, pero sobre todo, a los ciudadanos de su autonomía, qué han hecho con el dinero que éstos les han confiado.

Mientras las Cajas de Ahorro en vez de ser entidades financieras, sean instrumentos en manos de los partidos políticos que gobiernan cada autonomía, difícilmente se podrá tener confianza en la gestión que los profesionales realizan de acuerdo con las instrucciones que los consejos les transmiten.
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