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Terremoto en Italia: una advertencia

miércoles 08 de abril de 2009, 00:24h

Ante la pasividad, la ignorancia y la despreocupación que sentimos los humanos por los “problemas Mundiales”, que Naciones Unidas lleva años proclamando “exigen planteamientos y soluciones mundiales”, empiezo a estar convencido que la Naturaleza quiere a “ayudarnos a cambiar de prioridades”. Y nos “alerta”, según su forma de actuar,  por si somos capaces de interpretar su mensaje de dolor y destrucción para que nos sirva de advertencia colectiva de su gran capacidad de causar daños, pues observa que no estamos suficientemente organizados.

El terremoto de Italia, que en la madrugada del lunes 6 de abril de 2009, azotó Italia en la región transalpina de los Abruzzo y como el lector conoce, pero conviene recordar, ha sido de grado 5,8 en la escala de Ritcher, ha causado 150 muertos, 1.500 heridos, 1.2000 evacuados, 70.000 personas han perdido sus viviendas, 15.000 edificios han resultado destruidos, 250 personas desaparecidas, y han sido arrasadas, la ciudad de L´Aquila capital de la región de los Abruzzo, con casi 100.000 habitantes y la pequeña población de Paganica, situada a 7 kilómetros.
Ante la inmensa tragedia colectiva a cuyo profundo dolor me asocio, y lamento por los muertos, heridos, desaparecidos y evacuados, así como los daños en las infraestructuras, comparativamente ha sido menor que otros terremotos, que por ejemplo hemos tenido en España por estar encuadrados en la fase tectónica de Marruecos y Argelia y la Península Ibérica, que además de once terremotos fuertes en anteriores épocas históricas, en el año 1755 sufrimos uno en la zona del Cabo San Vicente con una magnitud de 8,6 grados en la escala de Richter. Y lo mismo podemos decir en comparación con otros movimientos sísmicos de los que la humanidad ha sufrido a lo largo de su historia.

Solo en Italia, el 8 de septiembre de 1905 causó 557 muertos en Calabria; el 28 de septiembre de 1908, fueron 70,000 los muertos en el estrecho de Mesina; el 13 de enero de 1915, 32,610 muertos en Avezzano; en 1980, 3,000 muertos en el sur de Italia.

La Naturaleza al conocer que la labor de alerta que proporcionó la previsión del investigador Jean Paolo Giuliani, del Laboratorio Nacional de Física en el Gran Saso, cerca del epicentro del terremoto, no sirvió para tomar ninguna medida, incluso los medios de Comunicación señalan que fue calificado de “alarmista e imbécil” por el director Nacional de Protección Civil, y fue sancionado administrativamente por “alarmar innecesariamente a la población”. Como vemos todo un acierto.
Si nos quedamos perplejos cuando nos enteramos que solamente en el año 2008, una sola catástrofe natural, las inundaciones, causaron a la humanidad 3.200.000 muertos, se producirán ataques cardiacos cuando Naciones Unidas publique el siguiente dato y le de gran difusión mundial: Las Catástrofes Naturales que desde el año 2000 al 2008 incluido, han producido los terremotos, volcanes, inundaciones, sequías, etc. Este dato se puede encontrar en Internet, después de larga investigación. Deben realizarla Naciones Unidas para informar a la Humanidad donde radica el actual y primer peligro que nos causa la Naturaleza. 
No tienen comparación estas bajas con las causadas en las “zonas conflictivas calientes interhumanas”, que conocemos como guerras, quebrantamientos de la paz y terrorismo, acaecidos en Afganistán, Irak, el Congo, Palestina, Israel, Darfur y otras naciones. 

Los seres humanos en todas sus actividades establecen un orden de prioridades, cuando los acontecimientos rebasan sus posibilidades de respuesta. Eso es lo que deben hacer Naciones Unidas ante los retos planteados por el Medio Ambiente, el Cambio Climático y las Catástrofes Naturales y Humanas. Si además tienen que dedicar la mayor parte de sus posibilidades de financiación, el “80% según los expertos” a enfrentarse a los gastos de la Guerra, la eficacia de la actuación conjunta de Naciones Unidas, es casi insignificante.

Con sentido practico y urgente se debe conceder prioridad a las Catástrofes, que son las que producen daños reales en estos momentos, y son mucho más dañinas que las guerras. El Cambio Climático si no hay error en sus planteamientos, producirá daños futuros. Debe quedar en segundo termino y parte de las cuantiosas inversiones que le otorgan, dedicarlas a organizar los “Cascos Verdes”, que tendrán la misión de actuar frente a las Catástrofes de manera análoga a como los Cascos Azules realizan sus actividades frente a la guerra y la paz.

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