Revilla, el primero de la lista de Fomento

Pero esta vez, la atención no es para Salgado, sino para Blanco. Revilla ha querido estar presente en el nombramiento de un ministro del que van a depender la mayoría de los grandes proyectos que tiene en mente el Gobierno cántabro, como es la Autovía Dos Mares o la ansiada llegada del AVE a la comunidad, por citar solamente algunos.

    Consciente de ello, el jefe del Ejecutivo regional ha hecho patente su intención de reunirse próximamente con Blanco en un encuentro en el que el recién estrenado ministro tendrá que ponerse al corriente, si es que no lo hace antes, de cómo van las obras de las carreteras a Bilbao y a Madrid, de en qué fase están los estudios para la implantación de la alta velocidad y de ciento y una cuestiones más.

    Ahora, el principio de esta relación entre el titular de Fomento y Cantabria es como un folio en blanco: todo queda por decirse, acordarse, apalabrarse y firmarse, y lo que venga a partir de ahora puede dejar una hermosa página repleta de logros o una hoja emborronada y sucia, todo depende de estas primeras reuniones en las que no hay duda de que nuestro presidente, con su cercanía y naturalidad habituales, sabrá jugar sus cartas para que el resultado final sea más parecido a la primera opción que a la segunda.

    Y por supuesto, una cosa está más que clara: Es de merecer la voluntad que ha mostrado nuestro presidente, que  ha sido el primero en hacer las maletas, plantarse en Madrid y pedir una reunión. Ante tal diligencia, Blanco ganaría un punto a favor si valorase tal disposición y le prestase su atención lo más pronto posible.

    Ya lo decía Revilla en cierta ocasión de Magdalena Álvarez: "nunca ha dejado de ponerse al teléfono, siempre me ha atendido cuando la he pedido una entrevista y ha cumplido todos sus compromisos". Esperemos pues que Pepe Blanco siga la misma senda que su predecesora en lo que a cercanía y compromiso se refiere. Y si puede ser más, pues más.