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Camino a la perdición

Camino a la perdición

viernes 17 de abril de 2009, 11:02h

Las principales preocupaciones de Rodríguez Zapatero, dicen, son ampliar las opciones abortistas y las prestaciones sociales. Todo ello, menos por convicción ideológica, que también, que por conveniencia política, a fin de hallar la necesaria complicidad parlamentaria de la izquierda, cuyos votos precisa más que el agua los agricultores murcianos.

Esta acción es legítima, pero resulta deprimente, ya que la lucha contra la crisis económica, en cambio, se limita simplemente a tirar de chequera en vez de abordar aquellas incómodas medidas estructurales que asienten sólidas bases de recuperación futura.

En esa dispendiosa y nada imaginativa política económica, el presidente pone un día 9.000 millones para rescatar a Caja Castila-La Mancha; otro, 4.000 millones para el G-20; un tercero, 8.000 millones para obras municipales,… Ahora, con el acelerón que ha mandado dar a Manuel Chaves a la irresuelta financiación autonómica, habrá en danza de 4.000 a 12.700 millones más, con el probable traspaso del 50 por ciento del IRPF y del IVA y del 58 por ciento de los impuestos especiales.

Como se preguntaba aquel personaje de la vieja zarzuela: “¿De dónde saca, pa tanto como destaca?” El sistema es conocido por reiterado y por antiguo: vaciando las arcas públicas. El otro tiempo y en otro lugar, es lo que llevó a cabo el general argentino Juan Domingo Perón, quien dejó a su país hecho unos zorros desde aquel nefasto momento.

Aquí, llevamos un ritmo acelerado en el camino a la perdición, por utilizar el título de la magnífica película de Sam Mendes, protagonizada por Tom Hanks, que como todos recuerdan acabó con la muerte del personaje que encarnaba.

Los datos de ese calvario son elocuentes: déficit público que llegará al 8,3 por ciento a finales de 2010, cuando hace sólo año y medio aún había superávit, un paro que alcanzará entonces el 19 por ciento, déficit crónico del comercio exterior y, para remate, déficit futuro en la seguridad social, según ha previsto el gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez.

Claro que para semejante roto siempre habrá el descosido de la deuda pública. Pero, ¿hasta dónde podrá crecer ésta, si ya se prevé que en nada más que dos años pase del 39 por ciento del PIB al 60 por ciento?

Vaciados los bolsillos, agotadas las perspectivas y sin haber hecho reformas estructurales en el modelo productivo, en el mercado laboral y en las finanzas publicas, sólo nos quedará la posibilidad de que el taumatúrgico santo laico Barack Obama actualice el milagro de los panes y los peces, en moderna versión española.

Dado que semejante eventualidad tampoco parece demasiado probable, si nadie lo remedia Rodríguez Zapatero puede pasar a la historia como ZP, el exterminador. Dios no lo quiera.
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