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Lo que Rajoy diga

Lo que Rajoy diga

domingo 03 de mayo de 2009, 03:14h

A Mariano Rajoy, que lucía una corbata muy nacional de franjas rojas y amarillas, todos le rodeaban en la recepción madrileña del 2 de mayo, Puerta del Sol, para preguntarle por la marcha del Partido Popular. ¿Es verdad que Ruiz-Gallardón, clamorosamente ausente de la fiesta de Esperanza Aguirre, aspira a dejar la alcaldía de Madrid para pasar a ocupar la secretaría general del partido, que ahora ocupa María Dolores de Cospedal? No, no es verdad, respondía Rajoy; de hecho, a él (Rajoy) ni se le ha pasado por la cabeza esa posibilidad. ¿Y a Ruiz-Gallardón sí se le ha pasado por la cabeza? Eso habría que preguntárselo a él. Pero el alcalde Madrid resulta que había tenido que viajar inexcusablemente a Italia, para preparar algo al parecer inaplazable relacionado con sus aspiraciones de convertir a Madrid en sede olímpica en 2016, y no había podido asistir al guateque protagonizado por su bastante poco amiga, aunque correligionaria, la ‘lideresa’ Aguirre.
 
Hay ausencias, la de Ruiz Gallardón, que son todo un síntoma, y presencias, como la de Rajoy –que siempre pone cara de circunstancias cuando está junto a Aguirre, que en algún momento quiso ser alternativa a Don Mariano-- obligadas. El caso es que el alcalde madrileño se alineó, de hecho, con los socialistas, que desdeñaron acudir a la recepción institucional del 2 de mayo en señal de protesta contra las maniobras de Aguirre clausurando sin conclusiones, y sin indagaciones, la comisión de la  Asamblea de Madrid que teóricamente pretendía investigar los ‘espionajes’ llevados a cabo –parece—por alguien del PP contra alguien del PP.
 
Así estaba el patio este sábado a mediodía en la Puerta del Sol, y es que las cosas no están fáciles para los ‘populares’ en Madrid, aunque Aguirre sigue saliendo bastante beneficiada en las encuestas sobre su único competidor, el secretario general del PSM, Tomás Gómez, que no acaba de despegar en el aprecio del electorado.
 
El caso es que me dio la impresión de que Rajoy eclipsaba algo a Aguirre, que estaba como desdibujada. Y el presidente del PP, que está muy de moda, tiene este domingo una cita importante en Guadalajara: tiene que presentar a ‘su’ lista de candidatos para las elecciones europeas. Una lista que ha provocado, y ayer mismo nos lo reconocía algún significativo líder ‘popular’, críticas en el mismísimo corazón del PP, por su falta de novedad y su excesivo conservadurismo. Y, desde luego, por haber sido hecha ‘a dedo’ y sin consultar, por el propio Rajoy, aconsejado exclusivamente por su coleto. O sea, lo mismo que ha hecho Zapatero con ‘su’ lista socialista. Eso sí que resulta sintomático acerca de cómo anda nuestra democracia partidaria o partidista.
 
 
Pues no, no habrá huelga general

 Y, yendo hacia atrás con respecto a las celebraciones del 2 de mayo: muy interesantes las manifestaciones del 1 de mayo este año. Tanto el ugetista Méndez como el líder de Comisiones Obreras Toxo me parecen, contra la imagen que se quiere dar de ellos, personas responsables, mesuradas. Tienen que dar los gritos de ritual en la tribuna del 1 de mayo, pero sus amenazas más que veladas con una huelga general suenan a eso: meras amenazas retóricas. Y hacen bien, porque una huelga general sería lo que menos convendría en estos momentos a una economía tambaleante que necesita generar confianza en los trabajadores, sí, pero también entre los empresarios, sometidos a mil y un problemas económicos.
 
Tengo para mí que no, no habrá huelga general por ahora, a menos que alguna de las tres partes del diálogo social –sindicatos, patronal, Gobierno—meta la pata hasta el fondo y ponga a galopar a los jinetes del Apocalipsis.
 
El gobierno de Patxi

Hablaremos de ello extensamente esta semana próxima, pero lo cierto es que Patxi López ha tenido que estar hasta el último día pegado al teléfono tratando de completar –en el mayor secreto—su gobierno. Este martes, sesión de investidura e, inmediatamente después, el anuncio de un listado de consejerías hasta cierto punto previsible: han sido no menos de doce personas las que, por miedo a ETA , por reticencias o por presiones nacionalistas, que de todo ha habido, le han dicho ‘no’ al socialista vasco que les ha invitado a entrar en su ejecuitivo, el primero que no es del PNV.
 
Así que, con este equipo inédito, Patxi López va a hacer historia. Ni más, ni menos.
 
 
La visita de Sarko
 
La semana comenzó con la visita de Nicolás Sarkozy, acompañado, claro, de su esposa, que se llevó aún más titulares que el mismísimo presidente francés. Tuve ocasión de asistir a la rueda de prensa conjunta con Zapatero, en La Moncloa, y constato: que ZP quedó prácticamente anulado ante ese tren mediático que es el presidente galo, como ‘otras’ que yo me sé quedaron bastante minimizadas ante el empuje carismático de Carla Bruni, menuda pareja;  que ZP y SK se llevan patentemente bien; que esa buena relación gusta poco en la calle Génova, la sede nacional del PP; que Rajoy trató de contrarrestar el apoyo galo al actual inquilino de La Moncloa con su fotografía acompañado de Angela Merkel en Varsovia, pero la cosa no se vendió demasiado bien en España; que tampoco se vendió demasiado bien la condena emanada del Partido Popular Europeo, desde la capital polaca, contra la política económica de Zapatero, que sigue disfrutando de los réditos de los piropos que le dirigió ‘Sarko’. Lo hizo bien (para sus intereses partidistas) el secretario general del PP Europeo, el español López Istúriz; pero tengo para mí que uno de los problemas políticos esenciales de Rajoy es que no ‘vende’. Todo lo que hace o hace su entorno queda como envuelto en una bruma de rutina.
 
Y es que, en el terreno nacional, que es el que le importa, Rajoy avanza; lo que Rajoy diga. En el internacional, aún le queda por aprender. Como está aprendiendo, a marchas forzadas, ese Zapatero que hace apenas unos meses se mostraba tan tímido, tan pelo-de-la-dehesa cada vez que traspasaba los Pirineos. Ahora, hay que reconocerlo, ya no es así: el viejo síndrome de La Moncloa se repite: en casa, casi todo va mal, pero fuera…¡Ah, fuera! Fuera todo son mieles.

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