Buenas sensaciones

Un sol radiante acompañó a Alberto Ruiz-Gallardón desde primera hora de la mañana en la pista del aeropuerto de Barajas. Recibía a los 13 jueces del proyecto olímpico a pie de pista y tendida la mano. Era el comienzo de su examen final como alcalde. Él mismo lo dijo, éste es su proyecto más importante, más allá de las ambiciones políticas. Por eso, era una jornada de nervios. El propio regidor lo reconocía. Esta semana le supone más tensión que unas elecciones. Pero se le veía exultante. Sonriente de verdad. Transmisor de buenas sensaciones. La felicidad del que ve que la suerte está de su lado hasta en los detalles más nimios cuando se juega la gran final, en este caso, de la 'Champions' de las ciudades: Los Juegos Olímpicos. No era para menos, tiene un país detrás de él apoyándole y un proyecto muy potente en el que confiar.

Y a pesar de esos nervios, como buen alumno, Ruiz-Gallardón había hecho los deberes. Más allá de los niños con la mano olímpica en el pecho, los dirigibles, las banderolas, los coches y las sonrisas, era evidente que ha conseguido el apoyo unánime de España en el proyecto. En ese sentido, la mano se había cerrado como un puño sin fisuras. Todos vamos en el mismo barco. Todos tenemos la corazonada. Por lo que contaban los que pudieron entrar en el cóctel del hotel Villa Magna, esa era la sensación que flotaba en el ambiente. Nada menos que los Príncipes de Asturias daban la bienvenida al COI. Políticos y deportistas de primera línea proclamaban las bondades de la capital de corrillo en corrillo. Sus palabras y su capacidad de convencer daban un valor añadido al trabajo que se ha hecho y se pretende hacer en la ciudad.

Chapurrear el ruso
El secretario de Estado de Deportes, Jaime Lissavetzky, chapurreaba el ruso con uno de los comisionados. Íker Casillas, a pesar de la goleada del sábado, y los presidentes de Real Madrid y Atlético departían como perfectos embajadores de la candidatura. Todo ello sin tener que contar milongas. Mostrando un proyecto anticrisis, dynamico y real. Ésa es la visión clara del presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. Comentaba a los periodistas que tenía ganas de responder a las preguntas del COI para demostrar la verdad del proyecto.

Más del 70 por ciento de infraestructuras, experiencia en la organización de eventos, seguridad en las posibilidades de Madrid en los aspectos presentados en el dossier... El comentario es unánime. Pero, sobre todo, y eso se vio en la presentación a la prensa, se mostró unidad. Ése es el gran éxito de la candidatura. En los jardines de Cecilio Rodríguez, entre cantantes de flamenco (detalle patrio que no podía faltar) y pavos reales, todos estaban con Madrid 2016.

Optimismo con argumentos
El alcalde ha logrado reunir en torno a el deseo de los Juegos a las tres administraciones, la oposición, los empresarios, los sindicatos, los medios de comunicación y a los ciudadanos. Todos (o casi todos) quieren lo mismo. La camaradería de rivales políticos habituales como David Lucas (portavoz del PSOE), Ángel Pérez (portavoz de IU), u ocasionales, como Ignacio González (vicepresidente primero de la Comunidad de Madrid) o el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (que este martes dará el pistoletazo de salida a la verdadera visita del COI) son un buen ejemplo. Eso sumado a la entrega sin condiciones de políticos como Blanco o Lissavetzky, hace creíble este proyecto. Ese es su patrimonio fundamental. Fuentes muy cercanas al alcalde comentaban a Madridiario que esa confianza nuestras posibilidades no es de cara a la galería. Realmente existe ese optimismo con argumentos.

Ahora quedan cuatro días en los que tienen que demostrar que los argumentos son realidades y que el proyecto es realmente todo eso. Gran parte de nuestras posibilidades el 2 de octubre en Copenhague (Dinamarca) dependen de ello.