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¿Quién alienta la crispación?

viernes 23 de marzo de 2007, 09:31h
El ambiente se vuelve aparentemente irrespirable en algunos momentos. Hay días en los que el sentido común parece huir de nuestras playas, y entonces el clima de crispación se extiende por toda la geografía nacional, convirtiendo en falsas esas apreciaciones de que solamente en la Villa y Corte, en el crispódromo nacional, es donde reina la inquietud, siendo el resto del país un remanso de paz. No, en ocasiones no es así, y la tensión se extiende por todos los rincones. Hay voces señeras, de diversas procedencias, que con mayor o menor acierto claman al cielo. Por ejemplo, la voz prudentísima del general Sabino Fernández Campo, ex jefe de la casa del Rey, sugiriendo una vuelta urgente al consenso de la transición, a la unidad. O la voz más arriscada de Jesús de Polanco, símbolo de toda una era, acusando al Partido Popular de querer “volver a la guerra civil”. Nada menos. Y las fotografías en las portadas de los periódicos, mostrando manifestantes airados a la puerta de la Fiscalía en Madrid y gritando “Zapatero terrorista”, en protesta por la retirada de cargos contra Otegi, tampoco contribuían estas últimas horas precisamente a aumentar el clima de concordia.

La cena de homenaje a Fernández Campo, en la noche del jueves, congregó a muchos ex políticos, que se hacían cruces del estado de irritación que parece presidir la sociedad española. Lástima que no pudiesen acudir, como habían prometido, los ex presidentes González y Aznar;  tal vez la fotografía de ambos saludándose -al fin- hubiese relajado algo los ánimos de sus sucesores. Pero no acudieron.

Que Fernández Campo, en un homenaje en el que mucha ‘seniority’ española estaba presente, y Jesús de Polanco, en otra triunfal junta de sus accionistas, hayan lanzado separadamente voces de alarma, aunque con registros, motivaciones y tonos distintos, resulta sintomático. El caso De Juana, primero, el de Otegi, después, han encrespado a un sector de la opinión pública, atizado, desde luego, desde algunos sectores mediáticos. Y el Gobierno, tan ausente en la junta de accionistas de Prisa, donde no le corresponde estar, como en el homenaje al ex jefe de la Casa del Rey, donde sí debería haber estado algún representante del Ejecutivo (y de la familia real, por cierto), parece incapaz de reaccionar. Pero el caso es que las imágenes dominantes en la mañana del viernes en las portadas de los periódicos y en los noticiarios de las televisiones, eran las de esos mil manifestantes airados, enfadadísimos, que cortaron el Paseo de la Castellana ante la inactividad relativa de los policías (claro que policías manifestándose en protesta por sus condiciones salariales, al margen de la ley, habían cortado el mismo paseo hace algunas semanas).

Imágenes ciertamente preocupantes las de quienes insultaban sin tapujos y con los peores epítetos al fiscal general por la libertad de Otegi tras su rocambolesco viaje desde Mondragón hasta la Audiencia Nacional. Eran apenas un millar los manifestantes, congregados apresuradamente y sin los preceptivos permisos legales, pero han tenido una repercusión en el ánimo atemorizado de la opinión pública como si hubiesen sido medio millón. La calle, y no el Parlamento, las voces chillonas en los medios radiofónicos, y no el debate sosegado, ganan la dinámica política.

No hay que exagerar las alarmas, pero el desparpajo de los portavoces de Batasuna exigiendo al Gobierno que “cumpla sus compromisos” se corresponde con el alarde de credibilidad del principal comunicador de una importante cadena radiofónica, escorado hacia la más extrema derecha, aceptando como bueno lo que dice ese portavoz batasuno, sin preguntar siquiera al Gobierno si lo que Pernando Barrena dice es cierto. Claro que no es fácil preguntarle nada a un gobierno que está como ausente: ¿dónde anda el portavoz, dónde los ministros, dónde el presidente, que espera demasiado para irrumpir con sus comparecencias televisivas? Dicen que Zapatero prepara salidas “espectaculares” para tratar de serenar la situación, las sensaciones algo caóticas que nos invaden. Más vale que lo haga pronto, en las próximas horas, y se deje de aguardar a hipotéticos comunicados-balones de oxígeno de ETA.
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