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Pan y plantas para reinsertar

lunes 11 de mayo de 2009, 13:49h

El centro de reeducación de menores Teresa de Calcuta, ubicado en Brea de Tajo, estrena una panadería y un vivero donde los jóvenes infractores podrán aprender un oficio de cara a su reinserción.

Desde este miércoles, los horizontes de futuro son un poco más anchos para los menores infractores de la región. Y es que desde ahora, los internos del centro Teresa de Calcuta, dependiente de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI) y gestionado por la Asociación Ginso, disponen de dos nuevos talleres prelaborales: un inmenso vivero y una moderna panadería.

Así, estas infraestructuras, incorporadas en las instalaciones del propio centro —que ocupa una superficie de 8,2 kilómetros cuadrados—, ofrecen a los menores la posibilidad no solo de aprender una profesión mientras se encuentran internados, sino de desempeñar desde ese momento un trabajo remunerado que, además, les servirá de experiencia de cara a su reinserción. Y todo ello, con la satisfacción de que sus productos tienen salida: la panadería abastecerá a comercios de varios puntos del país.

En cuanto al vivero, cuyo funcionamiento también se ha conveniado con una empresa, servirá de plataforma para que los menores puedan trabajar, una vez terminada su medida de internamiento, en el mantenimiento de jardines y zonas verdes.

Así lo destacó el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, quien este miércoles inauguró las nuevas instalaciones de este centro "pionero en toda Europa, el más innovador y el que más medios despliega para lograr la reinserción de los jóvenes infractores".

El consejero estuvo acompañado por el viceconsejero de Presidencia e Interior, Alejandro Halffter, y por la directora de la ARRMI, Carmen Balfagón, así como del equipo directivo del centro y de la Asociación Ginso.

Entre otras iniciativas de cara a la reeducación de los 82 menores que en este momento se encuentran en el Teresa de Calcuta, así como el resto de los que cumplen sus medidas en otros recursos de la ARRMI, se encuentran las clases de enseñanza obligatoria, la práctica deportiva, la lucha contra el desarraigo, la formación y la experiencia prelaborales y la inserción en el mercado laboral.

Durante la visita, B., la delegada del centro, 'cargo' que la convierte en portavoz de sus compañeros e intermediaria entre estos y la dirección del centro y de la ARRMI, explicó: "Desde que estoy aquí he tenido a mi disposición a un montón de profesionales que me han ayudado. Participamos en talleres que nos van a servir de cara al futuro, incluso hay uno de hip hop y otro de baile, que imparto yo misma".

Por su parte, C., su predecesor como delegado, aseguró: "En los nueve meses que llevo aquí he recapacitado y aprendido mucho. Ahora estoy trabajando en una empresa de reciclaje de frigoríficos y cuando salga espero no volver a caer en un sitio como este, sino estar con mi familia y, con suerte, emprender una carrera musical".

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