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¿Cómo son las mujeres de la tele?

domingo 17 de mayo de 2009, 21:27h
A pesar de la evolución y transformación de los personajes femeninos en las series de ficción en los últimos años, en ocasiones siguen repitiéndose estereotipos asociados al género que no siempre son visibles y reconocibles por el telespectador pues obedecen a una construcción compleja, según un estudio realizado en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).
La mujer sigue representándose a menudo bajo los mismos tópicos y estereotipos, asociados al mundo de las emociones, la pasividad, la maternidad y la sexualidad. Aunque cada vez son más numerosas las ficciones sobre mujeres trabajadoras, siguen siendo ellas las que, en su mayoría, sustentan y preservan el orden en el ámbito doméstico, sacrificando en ocasiones para ello su crecimiento profesional.

Y no sólo es la presión externa de la sociedad sino la propia sensación y culpabilización de estas mujeres cuando no dedican la mayor parte de su tiempo al cuidado de sus hijos pequeños. “Las mujeres suelen representarse también como personajes conflictivos, dependientes e inseguros, en algunas de las series analizadas, más ligadas a lo emocional que a lo racional y cometiendo por ello algunas negligencias en su trabajo.

No obstante acaparan puestos profesionales anteriormente ocupados por los personajes masculinos y normalizan una situación aún incipiente en la sociedad, de tal modo que el telespectador vaya familiarizándose con nuevos modelos, evitando el extrañamiento ante determinadas posiciones”, indica la profesora de Comunicación Audiovisual de la UC3M, Elena Galán, autora del estudio “Construcción de género y ficción televisiva en España”, publicado en la revista Comunicar. Aunque en general, las series reflejan nuevos modelos sociales donde todos los personajes, masculinos y femeninos, viven cada vez más en entornos individuales (singles), sólo tienen tiempo para el trabajo, donde pasan la mayor parte del día, y su ámbito personal se ve muy reducido.

El estereotipo es un recurso muy utilizado en televisión porque la repetición de modelos rápidamente identificables por el público hace que comprendan el planteamiento de la ficción y se “enganchen” desde el primer momento con la historia, según la investigadora, que se adentra en algunas de las causas de esta situación: “Es como dar al público lo que espera sin que piense demasiado o tenga que romper sus propios prejuicios, pues las cadenas están presionadas por el rating y el miedo a que el espectador cambie de canal”. Por otro lado, también ocurre por la escasez de mujeres directoras, guionistas y productoras en los equipos, donde pueda darse una visión compartida de la realidad y, sobre todo, por una mayor responsabilidad de hombres y mujeres con aquello que están narrando, señala Galán.

La situación actual de la ficción televisiva es bastante diferente y hay cambios respecto a la de hace algunos años, según esta profesora de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación de la UC3M. Ahora la mujer se convierte en protagonista de muchas series de ficción, como consecuencia de su mayor poder adquisitivo y por los cambios sociales acaecidos, donde ya puede decidir aquello que le interesa, vivir sola y comprar lo que desea. Dos ejemplos de esta corriente que suponen el “boom” de la tendencia en España se pueden encontrar, indica, en series como “Sexo en Nueva York” o “Mujeres desesperadas”, que interesan a un nuevo modelo de mujer, que trabaja fuera de casa y demanda otro tipo de argumentos.

El estereotipo negativo existe y se transmite en la escuela, en la familia, en las instituciones educativas, a través de los chistes, los medios de comunicación, en el cine, en la prensa y las revistas, unas veces de forma pretendida, otras como reflexión y crítica. “Sin embargo, los medios de comunicación como altavoces y mediadores de la realidad deberían cuidar el modo de tratar la información, los argumentos de las series, los modelos que presentan, pues siguen siendo instrumentos de socialización muy influyentes”, advierte Galán, que explica que el estereotipo se confunde a menudo con el prejuicio y se olvida que puede transmitir también modelos de socialización positivos que normalicen determinadas situaciones aún no asumidas por la sociedad, como la homosexualidad femenina, la inmigración, etc. “Creo que es una responsabilidad de todos, productor, guionista, director, docentes, y en general, de toda la sociedad  reflexionar sobre los discursos transmitidos por los medios y analizarlos, pues esconden un trasfondo complejo, con implicaciones de carácter diverso”, concluye.
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