Toros de ZALDUENDO; justos de presencia, flojos y nobles, con 4º y 6º encastados. Todos sospechosos de pitones. EL FUNDI: herido por el primero. JOSÉ TOMÁS: silencio en el que mató por Fundi; oreja; ovación y saludos. EUGENIO DE MORA: palmas; oreja; dos orejas. Plaza de Toledo. 14 de junio. 2ª de la Feria del Corpus. Lleno de 'no hay billletes'. Incidencias: El Fundi fue herido por su primero en el muslo izquierdo con trayectoria de 20 cm. con afectación de piel en 12 cm. y musculatura de isquiotibiales internos, sin afectación musculonerviosa. Pronóstico reservado. ==================================================================
Hasta cuando 'El mesías' no llega a sublime, marca las diferencias. En toreo, se entiende. Que cuestión distinta es el cómputo de orejas cortadas, pues en este balance estadístico José Tomás fue superado por el local Eugenio de Mora en el cierre de la Feria del Corpus en Toledo (3-1). No obstante, lo peor fue para El Fundi, que reaparecía tras su grave percance de hace casi un mes al caerse del caballo y que fue 'cazado' por el que abrió festejo.
A ese toro, con la flojera que caracterizó a todo el encierro de Zalduendo, le estaba ahormando la embestida, ya que el animal por suflojera se defendía, cuando éste le echó el careto arriba, derribó a Fundi y le corneó al rodar, aunque no con la gravedad que se temió desde un principio. Mala suerte para el valeroso y lidiador coletudo madrileño que parece estar en racha negra.
Al burel lo despenó José Tomás y se corrió turno`para que Eugenio de Mora intentase acercarse al clasicismo que le caracterizó hasta hace un lustro, pero el animal, casi inválido, hocicaba la arena al tercer intento de muletazo y no estaba para esos trotes ni para 'na'. Tampoco el tercero era un prodigio, aunque José Tomás, que lo veroniqueó con facilidad y arte, ya marcó las diferencias.
Tras un puyacito más propio de una plaza de talanqueras, como con el resto de la corrida, el de Galapagar aplicó su ceremonia, su misticismo, su facilidad... y su toreo de enorme naturalidad, más casi de Bienvenida que de su idolatrado Manolete. Extrajo al máximo las posibilidades del bicho, que no eran muchas por su escaso poderío físico, y lo mató de un certero estoconazo. Pero allí faltó emoción.
Fallo a espadas
Como en el quinto, de similar catadura y comportamiento, con el que 'El mesías' repitió faena y caló en unos espectadores mayoritariamente rendidos de antemano al mito. Esta vez falló a espadas y todo quedó en saludos. Está claro que José Tomás, que eligió esta ganadería dulcísima y flojísima de Zalduendo, necesita más toro. Pues que lo pida, que para eso sólo se anuncia con las divisas que él elige.
Al menos su actuación sirvió también para que De Mora despertase en el cuarto y el sexto, ambos con un punto de codicia, que le permitieron revivir algo su aún no tan lejana época dorada cuando no sólo triunfaba en la cátedra de Las Ventas, sino que era un diestro con clasicismo y cierto aroma.
Pese a estar muy distante y muy diferente a José Tomás, el de Mora de Toledo, que incluso se echó varias veces de rodillas, sacó partido de esos bureles con algunas series buenas, pero sin llegar a cuajarlos como se merecían y recurriendo finalmente a los efectos populistas ante sus paisanos que lograron del presidente que soltara el pañuelo de la concesión de trofeos con demasiada facilidad en una tarde a medio gas como 'El mesías'.
Si (
No(
