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El hombre que calibraba por los pies

martes 16 de junio de 2009, 08:33h
Hay un anuncio en el que un pollo, (en realidad es el encargado de un supermercado pero tiene cara de pollo en bandeja de corchopán), le dice a su mujer que tiene los pies a cinco grados y sostiene su afirmación en la experiencia que le da toda una vida entre alimentos congelados. El tío además de un exagerado es un macabro porque si su mujer estuviera a cinco grados entonces no estaría con él sino en la mesa del forense.

Trasladado este ejemplo del hombre que calibraba por los pies a la Justicia seria como si el Fiscal se metiera en la cama con Bárcenas y le dijera los años que le iban a caer, o en su defecto la absolución inmediata en función de la temperatura de sus pies. Pero esto no es posible puesto que por duros que sean los interrogatorios en ningún país se le hace pasar el presunto por la cama del Fiscal. Donde no hay roce no hay goce ni cariño.

Así que hasta que el Supremo no se pronuncie no quedan más que especulaciones, por lo tanto debería darse prisa puesto que anda en juego la palabra de Rajoy que lo dio todo por la honestidad de Bárcenas. Es ahora cuando la “doctrina Aguirre” se manifiesta más inteligente: a López Viejo le cesó al primer compás del baile de los presuntos. Rajoy, en cambio, decidió abrazar la causa de los que están cuestionados por la Justicia, un envite muy difícil de mantener debido a los riesgos que se derivan de su exceso de confianza. Zapatero que perdió su baza en las urnas puede ahora recuperar oxigeno en los juzgados.

Con lo fácil que sería pedirle al hombre de los congelados que tocara los pies de Bárcenas pero no es posible porque está muy ocupado en tomar nota de las estanterías del supermercado. Seguro que la mujer, harta de tamaño plasta, lo dejaría para que pudiera resolver este entuerto de togas y contables que de nuevo paraliza la vida política nacional. Y la gasolina subiendo.


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