Quizá no lo perciba tanto el turista que camina por las calles de Manhattan al venir a pasar unos días de vacaciones a Nueva York, pero todo el que haya tenido ocasión de pasearse por los pasillos de cualquier centro comercial de cualquier otra ciudad de Estados Unidos lo puede detectar al vuelo.
Año tras año la obesidad sigue aumentando a pasos agigantados en un país en el que uno de cada cuatro adultos mayores de 18 años tiene problemas de sobrepeso. Incluso hay algunas zonas, como Alabama, Misisipi, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental, donde los índices de obesidad se sitúan ya en el 30 por ciento.
“La obesidad es un factor alto de riesgo a tener en cuenta”, advierten desde el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, que asegura que a medida que aumentan los problemas de sobrepeso en todos los grupos de edad, incluido los jóvenes y niños, también crecen los riesgos de que padezcan enfermedades crónicas relacionadas con el corazón o diabetes.
Un informe aparecido en los últimos días pone de manifiesto otro dato alarmante. De no frenarse esta tendencia, los problemas de sobrepeso costarán a la primera potencia del mundo casi un billón de dólares al año dentro de dos décadas.
Pero no parece que los estadounidense hagan mucho caso de las advertencias, porque la comida basura sigue gozando de enorme popularidad entre una gran parte de la población. Y el que no lo crea, que se dé una vuelta por la zona de comidas de cualquier mall de los suburbios de las grandes ciudades.
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