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A pesar de todo... ¡Vivan los sanfermines!

A pesar de todo... ¡Vivan los sanfermines!

domingo 12 de julio de 2009, 11:08h

Lo que uno elige libremente no sólo es respetable por los demás, sino sagrado. La libertad es fundamental e individual, siempre que no perjudique a nadie, y por extrañas que puedan parecer las decisiones. Por tanto, a pesar de todo, ¡Viva San Fermín!

    Por tanto, a pesar del fallecido Daniel Jimeno y del corredor espeluznantemente volteado y gravísimamente herido por un miura este domingo, ¡Viva San Fermín! Y no es demagogia de alguien que –además de ejercer parte de su profesión en la crítica e información taurina ahora en ‘Diariocrítico’- no sólo está a favor de esta riquísima y mítica tradición, sino también de la Fiesta. No es demagogia, quiá. Es la defensa de un espectáculo que viven y sienten los pamplonicas en particular, los navarros en general y los españoles de muchos otros lares donde se mantiene la tradición del juego no profesional con el toro.

     ¿Pero quién es nadie para inmiscuirse en lo que gusta y deciden hacer los demás? Eso de la prohibición suena mucho a fascismo: fuera lo que a mí no me agrada o es contrario a lo que pienso, aunque estén en su derecho, aunque a nadie molesten. Incluso no es obligatorio para los que los desprecian o los prohíben ver las retransmisiones de los encierros, a no ser que se haga por morbo.

    Tampoco es demagógico afirmar que nadie critica a Alonso, Pedrosa, Lorenzo, Rossi por seguir jugándose la vida en sus potentísimos vehículos pese a ser multimillonarios y no necesitarlo económicamente. Cual acontece, ya en la órbita táurica, con las grandes figuras: José Tomás, Perera, Morante, El Juli, Ponce, El Cid y otros no torean y juguetean con la muerte por echar unos euros más a sus vastas cuentas corrientes; lo hacen por amor a su profesión. Pues más mérito y más respeto merecen los que, como los corredores, lo realizan en plan amateur y sin ganancias.

    Por supuesto, hay que mejorar los sistemas de seguridad, evitar el acceso a los que van ebrios o no parecen tener condiciones físicas, disponer de los máximos servicios de atención médica… como en San Fermín o en San Sebastián de los Reyes o Cuellar o Arganda o Elche de la Sierra. Y después, que cada uno haga con su vida –o sus relaciones próximas a ‘la parca’- lo que quiera, porque con ello el único que disfruta es el corredor, que a nadie perjudica. A pesar de todo, dejémonos de hipocresías: ¡Viva San Fermín!

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