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Francisco Muro de Iscar

Indicadores económicos

Indicadores económicos

viernes 24 de julio de 2009, 22:48h

Indicadores económicos

Francisco Muro de Iscar

 

Tras el fiasco del diálogo social (es decir no hay acuerdo entre Gobierno, patronal y sindicatos para afrontar la situación y buscar salidas a la crisis), o esto se arregla por sí sólo –o por influencias ajenas- o no hay nada que hacer. Por eso hay que mirar a los indicadores económicos. Y los hay buenos y malos. Me refiero a los indicadores, no a los políticos ni a los empresarios ni a los líderes sindicales.

 

El déficit comercial está cayendo de forma significativa. Y eso es bueno. Hasta mayo –y seguro que ahora ha caído aún más- ha bajado un 51 por ciento interanual. Pero la razón está en que las exportaciones han caído un 22,8 por ciento y las importaciones, ¡un 32,5 por ciento! Es decir, vendemos menos fuera y consumimos mucho menos. Y eso es malo. La exportación se hunde en todos los sectores y para todos los mercados y la demanda interna está por los suelos. Y eso es malo, muy malo. Se maquillan los datos, pero no se esconde la crisis.

 

Los indicadores económicos son malos. Los últimos que maneja el IESE hablan de caída progresiva y muy seria de la producción industrial, de las matriculaciones de turismos, del consumo de energía y, superlativa, del consumo de cemento. En algunos casos parece que pasamos de la caída acelerada a la “menor caída”, pero menor no significa ni que pare ni que sea pequeña. También hablan de que pasado el momento turístico del verano, el paro va a seguir creciendo y de que el IPC sigue camino del derrumbe.

 

Para el IESE más que hablar de cuándo vamos a tocar fondo, lo importante es saber las condiciones de vitalidad de la economía para afrontar el reto de la recuperación. Según los grandes think tanks y los organismos internacionales, el fondo de la crisis se puede situar en la primera mitad de 2010. Tocar “fondo" significa crecimiento cero en Estados Unidos y Japón y ligeramente negativo en Europa. En España, las previsiones son peores. Pero como dice el IESE no es tan importante cuándo saldremos, sino en qué condiciones, porque aunque haya crecimiento económico, el crecimiento del empleo la disminución del desempleo, tarda más tiempo en llegar. Entre nosotros, el pronóstico es seguir cayendo, llegar a la atonía, mantener bajo el consumo –salvo en el gasto de las Administraciones-, multiplicar el déficit y el endeudamiento –con el límite de que no se puede gastar lo que no se tiene, ¿o sí?-, ralentizar la inversión y mantener al pairo el sector de la construcción al menos hasta que el mercado absorba el stock de viviendas no vendidas. En resumen, vamos a perder competitividad y a aumentar nuestros desequilibrios y la tímida recuperación internacional nos va a pillar mal preparados. Ni reforma laboral ni impulso económico ni cambio de modelo productivo. Los indicadores marcan un camino muy peligroso, pero ni eso es capaz de poner de acuerdo a políticos, empresarios y sindicatos.

 

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