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Corrupción chilena

Corrupción chilena

domingo 09 de agosto de 2009, 03:53h
Dos generales del Ejército de Chile recibieron 300 mil dólares de coima cada uno por la compra de tanques Leopard I a fines de la década pasada. La revelación de un juez chileno que ha procesado a los militares sólo puede sorprender a los ingenuos.
Es sabido que en el negocio de las armas se suelen pagar coimas que normalmente fluctúan entre el 10% y el 20% del precio total. Naturalmente, los sobornos no salen del bolsillo de los vendedores o los intermediarios, sino del sobreprecio que éstos cobran al comprador precisamente para pagar las coimas. Es decir, el soborno lo pagan con sus impuestos los ciudadanos de cada país.
El negocio de las armas es el paraíso de los corruptos, porque se compran en medio del mayor secreto, con el pretexto de la seguridad nacional. Y es casi imposible hacer comparaciones. Es así en todo el mundo, pero peor en América Latina, donde las Fuerzas Armadas tienen un poder político enorme y nadie se atreve a ponerles un dedo encima.
Chile es un país mucho menos corrupto que el Perú pero, por supuesto, no está libre de esa plaga. Peor todavía si los militares mantienen un privilegio único en la región: disponen de miles de millones de dólares solamente para comprar armas, además de su presupuesto para gastos corrientes. Ellos reciben el 10% de las ventas del cobre, el principal producto de exportación de Chile.
Esa es una situación absurda, pues cada año acumulan una inmensa cantidad de dinero que gastan comprando más y más armas aunque no las necesiten.
Precisamente el caso de los tanques Leopard I, comprados cuando Pinochet ya no era presidente pero seguía siendo jefe de las Fuerzas Armadas, es una prueba de eso.
El Ejército de Chile compró 200 tanques usados a Holanda. El Leopard I es un tanque alemán de los años 60. Al principio se los iban a comprar a Alemania, pero luego Pinochet buscó un pretexto ridículo y los adquirieron en Holanda a través de la empresa RDM (Rotterdam Droogdok Maatschappij). Ahora ya se sabe porqué.
Cuando fue investigada, esa empresa admitió haber pagado 7 millones y medio de dólares de coimas a militares chilenos, incluyendo a Pinochet. Esa cantidad representa el 14% del valor total de los tanques, 53.7 millones de dólares. Están en el promedio mundial normal de las coimas.
A Pinochet se le descubrieron cuentas por 28 millones de dólares. Unos 2 millones provenían de la coima de los tanques Leopard I.
El asunto es que esos tanques al final resultaron inservibles. Trataron de cambiarles el cañón para modernizarlos, pero no se pudo hacer por problemas técnicos. Solución: los arrumaron en el desván de los trastos viejos y compraron varios cientos de tanques Leopard II nuevos.
Eso ocurre porque los militares chilenos tienen el inagotable fondo de defensa con el 10% de las ventas del cobre. Van a seguir comprando todo lo que se les ocurra y enriqueciéndose por los siglos de los siglos, porque la democracia chilena, admirable en muchos sentidos, no se atreve a tocarlos.
Aquí en el Perú, los militares lograron el 2005 un Fondo de Defensa con un porcentaje del gas de Camisea, con el pretexto que los chilenos tienen su fondo. Y ahora el almirante (r) Luis Giampietri, vicepresidente de la república y congresista del Apra, quiere pasar una ley para darles también un porcentaje del canon minero. Sería un gran faenón.
En Chile, un juez está procesando a los generales que recibieron los 300 mil dólares. Es un avance.
El ministro de Defensa chileno, Francisco Vidal, dice que el prestigio del Ejército no puede ser ensuciado por coimas. “Lo que más nos importa es que la opinión pública no se confunda nunca”.
No, claro que no, jamás debe confundirse.
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