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Con el TLC con Japón, Chile consolida su presencia en el Asia Pacífico

Con el TLC con Japón, Chile consolida su presencia en el Asia Pacífico

lunes 09 de abril de 2007, 01:49h
El 27 de marzo pasado y tras sucesivas etapas (evaluación de un grupo de estudio conjunto que arribó a la decisión de negociar a fines del 2005 y cinco rondas de negociaciones), los ministros de Relaciones Exteriores de Chile y Japón, Alejandro Foxley y Taro Aso, firmaron un TLC entre ambos países.

Se trata del segundo acuerdo de libre comercio que firma Japón con un país latinoamericano (tiene uno con México que entró en vigor el 1 de abril de 2005) y contempla capítulos de comercio, de servicios, acceso a mercados, servicios financieros, inversiones, medidas fitosanitarias, compras públicas, barreras técnicas al comercio y entrada temporal de personas, entre otros. Queda aún pendiente la ratificación por los respectivos legislativos.

Al ratificarse este TLC por ambos parlamentos, el 70% de las exportaciones chilenas entrará con arancel cero en tanto que Japón ingresará el 90% de sus productos bajo la misma modalidad. El 2006, las exportaciones de Chile a Japón totalizaron los US$ 6.374,10 millones (el cobre ocupa un 60%), mientras que las importaciones de Japón alcanzaron los US$ 1.100 millones de dólares (principalmente automóviles y productos tecnológicos).

Un tema clave en las negociaciones con este mercado de 130 millones de personas y tercer destino de las exportaciones chilenas, fue el agrícola. Si bien el TLC dejó fuera productos sensibles para Japón como el arroz, el trigo y el azúcar (por historia y escasa producción prácticamente caen en la categoría de la seguridad nacional y, por lo mismo, están subvencionados), establece que el 53% de los envíos agrícolas chilenos quedarán desgravados en forma inmediata y otro 35% gozará de acceso preferencial por la vía de las cuotas arancelarias desde el primer día de vigencia del acuerdo. El ministro de Agricultura, Alvaro Rojas, subrayó además que Chile verá beneficiada la exportación de vinos, productos relacionados con el pescado y los productos industriales, los que en su mayor parte gozarán de arancel cero. Menos optimista, sin embargo, se mostró el presidente de la Federación de Productores de Fruta de Chile (Fedefruta), Rodrigo Echeverría, quien señaló que el TLC beneficia a los hortofruticultores en forma parcial, ya que deja algunas frutas en clara desventaja (por ejemplo, raspberries, frambuesas, moras, carozos, frutillas kiwis y peras obtendrán arancel cero en un plazo de 5 a 7 años; la uva de mesa en 15 años y los cítricos están excluidos), agregando que espera que “esta situación logre ser revertida cuando se revise el TLC Chile-Japón en cinco años más”.

Complementan este Acuerdo mayor certeza jurídica a los prestadores transfronterizos de servicios de ambos países (capítulo de Servicios) en sectores tales como servicios profesionales, transporte marítimo y telecomunicaciones; el acceso recíproco de los instrumentos financieros en condiciones de no discriminación respecto de instituciones financieras nacionales (capítulo de Servicios Financieros); se establecen los principios y procedimientos que regirán el acceso de proveedores chilenos a las compras que realice el Gobierno de Japón (los proveedores chilenos gozarán del mismo trato que recibe un proveedor japonés cuando participa en una licitación tanto a nivel del gobierno central como subcentral – capítulo de Compras Públicas); etc..

Más allá de la particularides de cada sector, el TLC firmado con la segunda economía del mundo (4,5 billones de dólares de PIB) unido a los acuerdos que ya existen con China, Corea del Sur, India, el P4 (Nueva Zelandia, Brunei y Singapur mças Chile) y los que se negocian con Vietnam y Malasia, permitirá a Chile, en primer lugar, tener una posición privilegiada para el intercambio comercial con esta región que en el 2005 representó el 60 por ciento del PIB mundial y se espera que sea el principal motor del crecimiento económico a futuro. Según la Aduana de Chile, el intercambio bilateral con esta región (en especial China, India y Corea del Sur) fue el más dinámico durante el mes de enero del 2007, con un alza de 58%.

En segundo lugar, le facilitará tener un diálogo con otras instancias regionales importantes como ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) al tener acuerdos con varios de sus miembros. No debemos olvidar que ASEAN (Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Laos, Myanmar y Camboya) ha dejado de ser una organización de facto enfocada a buscar la seguridad y tranquilidad de la región, para adquirir una institucionalidad que persigue la creación de la mayor comunidad económica del mundo hacia el 2020, donde fluyan libremente los bienes, servicios, inversiones y personas. Hoy esta asociación representa a 550 millones de personas, un PIB de más de US$ 900 mil millones, intercambios comerciales al interior del bloque que sobrepasan los US$ 300 mil millones, y un intercambio total con el mundo que supera los US$ 1,22 billones. A ello se suma el pragmatismo para sumar a China, Japón y Corea en el ASEAN + 3 y el estudio para transformarlo en el ASEAN + 6 con Australia, India y Nueva Zelanda.

En tercer lugar, le permite convertirse en un vínculo económico-comercial entre América Latina y esa región, y de paso en una plataforma de negocios. Al respecto el Canciller Foxley comentó que “hace algunos años comenzamos a explorar en Asia. Nos atrevimos a irrumpir en un mercado extraordinariamente grande y diversificado y hoy con la materialización de este TLC, junto a los acuerdos que Chile ya tiene con la República Popular China, Corea del Sur, India y el P4 (Nueva Zelanda, Brunei, Singapur y Chile), además de la red de tratados que existen con América del Sur, Chile se está transformando en una plataforma de conexión en la cuenca del Pacífico".

En cuarto lugar, esta interrelación  tiende a trascender a los temas arancelarios-comerciales  para complementarse con un diálogo político que facilite enfrentar en conjunto los desafíos de la globalización como la defensa de los bienes públicos universales, el multilateralismo o la promoción de un comercio más abierto y justo. La Presidenta Bachelet hace algún tiempo destacó con optimismo que una de las decisiones más relevantes de la cita de la APEC en Vietnam el 2006 fue trabajar “con bastante entusiasmo” para que en Australia 2007 –país donde será el próximo encuentro- se concrete “la posibilidad de tener un tratado de libre comercio del área de las 21 economías de APEC”.

Con la firma del TLC con Japón, Chile ha proseguido su política de apertura e inserción en los mercados internacionales iniciada hace ya más de tres décadas. Si bien esta política se inició con la apertura unilateral durante el régimen militar, fueron el retorno a la democracia en 1990 y la reinserción internacional del país las que la concretaron, ampliaron y dinamizaron con diversos acuerdos de libre comercio (hoy suman 54 y abarcan un potencial mercado de más de tres mil millones de personas). Chile ya tiene acuerdos con las principales economías del mundo: Estados Unidos, la Unión Europea, China, Corea del Sur, Japón y diversos países de América, Asia y Oceanía, por lo que sus desafíos futuros se dirigen a trabajar para incorporar a los sectores menos dinámicos de la economía nacional a las oportunidades que ofrece esta plataforma de tratados, a la vez que abrirle las puertas al resto de América Latina.

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Mladen Yopo es Cientista Político y Periodista.
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