www.diariocritico.com

La ley del talión del Rey y de Basagoiti

sábado 15 de agosto de 2009, 12:33h

Han pasado los suficientes días desde los atentados de Burgos y Mallorca para que, además de las condenas de estos hechos, se pueda hablar de otras cosas. En los primeros momentos no es procedente destacar algunas cuestiones pues lo que se impone, y es lógico, es el discurso de la unidad contra la barbarie, aunque después de escucharle a Pérez Rubalcaba decir que no puede haber final dialogado de la violencia, cargándose incluso la letra de aquel tan jaleado Pacto de Ajuria Enea, es como para ponerse a temblar.

El primer atentado de ésta serie asesina se produce cuando el Sr. López estaba de vacaciones y a pesar de la gravedad del terrible bombazo, no interrumpió las mismas. No sé que hubieran dicho de Ibarretxe si hubiera hecho lo mismo. Ante esta extraña conducta la gente se preguntaba sobre él porqué estaba tan cansado el Sr. López para necesitar vacaciones si en dos meses ha sido incapaz de tener un programa de gobierno, ha cerrado el Parlamento y no ha sido correcto en reunirse con los Diputados Generales para enviar a la sociedad un mensaje de trabajo y de buen diagnóstico ante la crisis que vivimos. Y, la otra, ha sido su ausencia de la celebración del día de San Ignacio en el Palacio Foral de la Gran Vía bilbaína, toda una tradición, así como de la marcha y la misa mayor en la Basílica de Loiola. Entiendo que no sea creyente pero si tuvo tiempo de ir a Kobetamendi y a por las anchoas de Revilla, y a tantas sesiones fotográficas, hay obligaciones en la agenda de un presidente que hay que cumplir, aunque no se sintonice con lo que se hace. Para eso dijo y repitió que iba a ser el presidente de todos los vascos. No sé cómo se puede cumplir esa promesa yéndose de vacaciones y ausentándose de un acto que tanto Garaikoetxea, como Ardanza e Ibarretxe cumplieron a rajatabla. Luego que no se queje de no estar plenamente en el paisaje político vasco. Es él quien no cumple los mínimos requeridos.

Afortunadamente apareció cuando en Mallorca se anunció el asesinato de dos guardias civiles. E hizo bien, pero también en Burgos pudo haber habido una masacre. Con aparecer en un blog no se arreglan las cosas. Su mensaje “no vamos a permitir que se alardee de la violencia en nombre de Euzkadi”, estuvo oportuno. Mucho mejor que lo dicho por el Rey, Basagoiti y el hermano de Puelles.

Lo que sí me llamó la atención fue esa operación de marketing de buena españolidad protagonizada por Zapatero y Rajoy. En un sistema parlamentario como en el que vivimos no hay solo dos partidos en su arco por muy mayoritarios que sean. Y no hay minoría a despreciar. La prueba está en que la violencia la ejerce una minoría, pero esa imagen de Rajoy y Zapatero de riguroso luto viajando juntos en avión militar, y en la capilla ardiente los dos en exclusiva, prescindiendo de los demás, venía a decir que ellos eran la España contra la que ETA atenta, y es eso precisamente lo que quiere ETA. Un error señores, un tremendo error. Uno más.


EL LÉXICO IMPROPIO DE UN REY

Es tal el cobismo oficial que existe en la España oficial hacia la familia Irreal que a raíz del atentado que ha costado la vida en Palmanova a dos guardias civiles, todos los medios comentaron que habían sido los Príncipes de Asturias los encargados de “presidir el funeral”, cuando toda misa y todo funeral, quien la preside es el sacerdote oficiante. Lo demás es coba.

Pero ha habido más. De todos es sabido que éste rey no tiene nada que ver con Demóstenes. Pero tampoco hace mucho para mejorar su sintaxis ni elevar en algo la precisión de su léxico. Recuerdo que cuando fui por primera vez a La Zarzuela en 1986, me subieron a una sala en la que solo había revistas de motos y de coches. Ni un solo libro. De ahí que crea que éste hombre no ha leído uno completo en su vida.

Al haber un pacto de silencio sobre su persona y sus gansadas, el hombre está protegido porque todo el mundo sabe lo metepatas que es. Para una vez que improvisó una intervención en una reunión de Jefes de estado y de gobierno en Chile, la armó. El “¿Por qué no te callas?”, dicho a Chávez, casi origina una ruptura de relaciones diplomáticas.

Digo esto porque ante el crimen de ETA en Mallorca no podía haber más que repudio y eso es lo que hizo todo el mundo pero Juan Carlos de Borbón al llegar a Palma y ser preguntado por el crimen contestó:

“Hay que darles en la cabeza y combatirlos hasta acabar con ellos”.

Hombre, uno entiende lo que quiso decir, pero imagínense que todos los representantes públicos hubieran dicho frases como éstas: “Hay que sacarles los ojos y cortarles la lengua”. O “Hay que colgarlos de los c… hasta que aprendan”. O “Hay que meterles un tiro entre ceja y ceja”. O “…

Un representante público tiene que pedir su pronta detención, solicitar que todo el peso de la ley caiga sobre ellos y desearles estén mucho tiempo en la cárcel o cosas así, pero no ese comentario de cantina de cuartel de “hay que darles en la cabeza y combatirlos hasta acabar con ellos” porque es precisamente el mismo léxico que emplean los comandos de ETA antes de acabar con sus víctimas. Ojo por ojo.

Ya sé que éste hombre, a estas alturas de la película, y sin haber leído un libro en su vida, no va a aprender ahora a expresarse o nada que ya no sepa de lo aprendido por el franquismo. Pero su ejemplo, de verdad, es poco edificante para un estado que se dice la octava potencia industrial del mundo.

El otro rebuzno

Pero hay más. Como gran guinda de todo esto quedan las insólitas declaraciones del bocazas de Antonio Basagoiti, que también fue corriendo a Mallorca para no perderse la foto. Si estaba allí Rajoy, su jefe, no se a que tuvo que ir éste personaje si no fue a decir lo siguiente:

“Lamento que la bomba no les explotara a los propios etarras”.

Es decir, la ley del talión. El ojo por ojo, diente por diente. Lo mismo que practica ETA y con lo que alimenta su discurso porque detrás de las palabras de Basagoiti no hay discurso ético alguno, solo la muerte por la muerte. Tú me matas, yo te mato. Tú atentas, yo atento. Tú desenfundas, yo desenfundo. La ley de la selva, la ley del más fuerte. El grito necrofílico de Millán Astray: “¡Viva la Muerte!. ¡Abajo la inteligencia!”.

No es de extrañar que el discurso de Basagoiti sea el discurso de la derecha fascista, la que alimenta además a ETA. Basagoiti representa la caverna más cutre y reaccionaria, no la modernidad de una derecha oxigenada, sino la sordidez del matón.

Y no pretendo con estas letras justificar el brutal asesinato, sino demostrar la virulencia de una derecha que fue precisamente la que creó a ETA hace cincuenta años, porque ni las Víctimas del Terrorismo han tenido una reacción tan primitiva y tan execrable. Ni la Comisión europea, ni el juez Garzón, ni EA, ni Aralar, ni EB. Mucho menos el PNV que hizo una reflexión muy oportuna en la pluma de un Urkullu donde recordaba que el PNV, en cincuenta años, ha sido la antítesis de ETA. Ni los jugadores del Athletic, ni los Youngs Boys que tuvieron su espacio para el silencio, ni el PSE, ni nadie dijo lo que vomitó Basagoiti. Nadie. Absolutamente nadie. Y nadie lo hizo porque la prédica de la sangre trae sangre. La prédica de la venganza trae venganza. La prédica de la muerte trae más muerte, y la prédica de un discurso falto de toda ética le sirve a la parte contraria para esgrimir exactamente el mismo discurso.

Pareciera que si para ETA, el fin justifica los medios, para Basagoiti, el fin también justifica los medios. Ya lo decía Fraga: “el mejor terrorista es el terrorista muerto”. Algo así dijo Bush de Bin Laden, y, al final de su mandato, pidió perdón porque un dirigente democrático no puede predicar la eliminación del enemigo. Tiene que anunciar y ser contundente con el cumplimiento de la ley, no con el despanzurramiento del adversario. La civilización judeo cristiana todavía no permite estos excesos, salvo en el caso del PP, defensor de los valores medievales de occidente.

¿Piensa Basagoiti que con esas machadas inmorales va a acabar con ETA?. Pienso que no. Quizás lo que quería era decir una burrada más, una de las suyas, la peor de las suyas, y luego quedarse descansado y felicitado ante la cretinez escupida, ante su inmenso rebuzno.

No estamos bien si ante una ETA en una loca huida hacia adelante, no importándole matar a un ser humano que a quinientos, nos encontramos enfrente a gentes de baja estofa predicando desde la otra acera el mismo discurso violento.

Pero esta es la derecha asilvestrada que tenemos y que hay que denunciar. La que no ha aprendido nada, ni ha olvidado nada. La que por estirar el cuello y tener medio segundo de aplauso en la corte es capaz de alimentar un discurso falto de toda integridad. Por eso, frente a esos dos discursos violentos, no cabe más que la cabeza fría, la reafirmación de principios éticos y democráticos, la lucha por la paz desde la reflexión y no desde el exabrupto.

No me extraña pues, que definiéndose como católicos practicantes, no acudiera ninguno de ellos, salvo Marcelino Oreja, a la misa en recuerdo de los 14 sacerdotes asesinados por la Cruzada. Ni la Presidenta del Parlamento Vasco. No me extraña que le hayan encargado a Ibarrola un monumento, pero solo para las Víctimas de ETA, para ser colocado en el espacio público en Ajuria Enea, como si las víctimas del Gal y las de la guerra civil no fueran Víctimas. No me extraña que se sientan legítimamente herederos de los vencedores de la guerra civil. No me extraña que tengan a un ministro de Franco, firmante de penas de muerte, como presidente de honor. No me extraña que cuando rascas un poco sale a la luz el totalitario que algunos dirigentes llevan dentro. No me extraña. Son hijos de una ideología que solo ve al nacionalista en el vasco porque ellos no son nacionalistas. Ellos son patriotas, es decir, españoles a secas, y se definen con una negación: “no nacionalistas”. Eso sí. Les ponen el himno de Dinamarca en los Campos Elíseos y la arman. Le chiflan a un rey impuesto por Franco y quieren encarcelar a medio estadio, visita Moratinos Gibraltar y sacan el tarro de las esencias, mientras el rey de Marruecos les recuerda Ceuta y Melilla. Te ponen un estandarte rojigualda en el Gorbea y son solo maniobras militares sin importancia.

Por eso, ante ejemplos tan negativos, soy partidario, en un país iconoclasta como el nuestro, de ensalzar y recordar a las gentes de bien, a las gentes que trabajan por los demás, a las gentes perseguidas, a las gentes que tras cuarenta años de exilio volvieron con el perdón en los labios y no la retaliación en la memoria. Ahí está el ejemplo de Leizaola que volvió del exilio, en diciembre hará treinta años, con el perdón en los labios. Si, ya sé, que eran gentes del PNV.

¡Paz, Piedad y Perdón! Pidió Manuel Azaña al final de la guerra civil española. “¡Que les den en la cabeza…!”. Grita el Rey de los españoles. ¡Muerte, venganza, odio! predica este Basagoiti partidario de la pena de muerte. ¡Qué miedo me da esta derecha española hoy gobernante en Euzkadi! Porque a los de ETA les decimos que desaparezcan.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios