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Los impuestos no son para el verano

domingo 23 de agosto de 2009, 13:36h
De la misma forma que la bicicletas son para el verano, no sólo porque sea el argumento de la obra teatral del mismo nombre de Fernando Fernán Gómez si no porque el sol, el buen tiempo y la menor circulación viaria aconsejan usar este medio de transporte, el recurrente debate sobre los distintos modelos fiscales es el menos apropiado para estas calurosas fechas. Los que supuestamente tienen fórmulas distintas en materia impositiva están de vacaciones, los foros apropiados para confrontar posiciones no están todavía abiertos y los ciudadanos estamos más atentos a otras cuestiones, lúdicas si es posible. Era de esperar que alguien sacase de las discusiones políticas el aburrido asunto de las acusaciones sin pruebas que el PP ha lanzado al viento respecto a los supuestos abusos de los aparatos del Estado a la hora de respetar la ley que prohíbe vigilar al contrario sin mandamiento judicial.

Y lo hizo el número dos del PSOE y ministro de  Fomento, José Blanco, quien amagó con poner en marcha subidas fiscales para las rentas altas con el fin de costear las nuevas medidas sociales contra la crisis económica, pero no terminó de dar porque no mantuvo su propuesta.  A su juicio, sólo había hecho una reflexión en voz alta. Todo quedó en nada, porque desde el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero nadie dio importancia a la reflexión de Blanco. Hubo pronunciamientos a favor y otros en contra. Los tradicionales de los máximos líderes de las distintas siglas políticas y sindicales. IU recordó que su grupo en el Congreso de los Diputados ya planteó algo similar en el pasado con escaso éxito porque los socialistas se echaron atrás después de pactar con la coalición políticas impositivas en el sentido de la reflexión de Blanco. CCOO y UGT coincidieron en señalar que los que más ganan deben pagar más, aunque se mostraron poco exigentes en esta reivindicación  para no parecer de derechas por criticar a Zapatero.

El PP, ya se sabe, de subida de impuestos, nada de nada. El centro-derecha, amante del mercado y poco amigo de hacer pupa a los empresarios que ganan el dinero a espuertas y tributan lo menos posible por sus beneficios, dejó claro que la reflexión de Blanco le suena a rebuzno. Los expertos en esto de la fiscalidad dijeron de todo e insistieron en que los ricos, que son menos que los pobres, representan el 4% de los contribuyentes y generan ya el 37% de los ingresos del IRPF. Además, si los que tienen una renta anual de más de 60.000 euros tributasen a un tipo más elevado del actual (43%), lo obtenido no ayudaría mucho a paliar el déficit estatal. Y lo dicen sin ruborizarse. La política fiscal tiene más que ver con los principios de equidad y redistribución de la renta que con una actuación concreta ante una situación dramática como la actual. Blanco amagó y no dio, pero no por falta de  tacto o tino sino sencillamente porque su reflexión perseguía calentar el ambiente político cuando queda ya poco para el inicio del curso parlamentario.

Antes era de derechas bajar impuestos y ahora también de izquierdas para los socialistas que se atienen más a lo que se dicta desde Ferraz que a sus propias convicciones. Rebobinen y comprobarán lo que decía, no hace mucho,  Rafael Simancas sobre, por ejemplo,  el Impuesto de Patrimonio, y lo que defiende ahora su sucesor al frente del PSM, Tomás Gómez. En definitiva, que si alguien quiere ofrecer algo nuevo en política fiscal que lo plantee durante la discusión de los Presupuestos Generales del Estado y no en verano, donde todo lo que oímos nos suena a discurso celestial para salir en los medios de comunicación y servir de alimento ideológico a los fieles más fieles  de cada sigla política.
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