El Getafe pone firme al Racing haciéndoles sufrir una derrota histórica en el Sardinero

No obstante, Cantabria es benévola con su equipo. La afición y la prensa coinciden: no merecían perder, entraron muy bien, lo dieron todo y mil excusas más. Pero el resultado final, ese 1-4, escuece mucho, sobre todo porque fue inesperado. Y es que el Sardinero se vistió de gala este domingo para recibir a una de las formaciones que más ampollas ha levantado en Santander en los últimos tiempos. De hecho, más de 16.000 personas se reunieron el domingo para disfrutar de una supuesta victoria que nunca llegaría.

Primero fue el entusiasmo,  viendo a un Racing que entraba muy bien; un entusiasmo que tornó en angustia, primero leve y después desesperante, cuando los madrileños, con Soldado a la cabeza como líder indiscutible, fueron encajando, uno tras otro, los goles de la humillación. Los cántabros se revolvieron, se ansiaron por hacer algo y consiguieron encajar un tanto que fue como una gota de agua en medio de un desierto, es decir, nada.

Y así las cosas, con toda la afición volviendo a casa cabizbaja y meditabunda, Mandía dice que “la derrota ha de servir para aprender y que no vuelva a suceder”, y para ello anuncia fichajes porque considera que le falta un delantero. Puede ser así, pero lo cierto es que la defensa de los verdiblancos tampoco fue gran cosa. Conclusión: hay agujeros por todas partes. El Racing volvió a pecar de lo mismo: esperó con ganas el encuentro, asustó y amenazó, sacó pecho, pero a la hora de la verdad todo quedó en agua de borrajas.

No sólo con ganas de devolvérsela a Casquero  por ese gol a traición contra su antiguo equipo se ganan los partidos. Pero lo peor de todo, y para mas INRI, es que en Cantabria queda la sensación de que los nuestros se lucharon hasta casi reventar para perder, y los de Getafe, con la mitad de esfuerzo y como si no fuera con ellos la cosa, se iban con la victoria. Bochornoso.