Al Andalus

Cuando el mismísimo Bin Laden reivindicaba los atentados del 11-S en Nueva York y Washington (Estados Unidos), finalizó su arenga con una llamada a la “reconquista de Al Andalus”. Esto prueba que el apoyo del Gobierno de Aznar a la guerra de Irak precipitó, pero no causó directamente, la masacre del 11-M en Madrid, pues los terroristas islámicos ya habían decidido actuar en nuestro país en 2001, años antes de la ‘foto de las Azores’. Prueba, asimismo, que esa imaginaria autoría o participación de ETA en los atentados de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia es pura ficción, por mucho que se empecinen en insinuarlo, cuando no afirmarlo, todos los Díez de Mera, Acebes, Del Burgo, ‘Pedrojotas’ y Losantos.

Sí. Seguramente será necesario y conveniente que el ex ministro Acebes –y quizás no sólo él– comparezca ante el tribunal del juicio que se está desarrollando en la Casa de Campo, para explicar por qué él y sus compañeros de Gobierno, con Aznar al frente, se empeñaron desde sus cargos oficiales en difundir una hipótesis falsa, actitud en la que algunos se mantienen aún hoy, más de tres años después. E indudablemente sería muy sano que la Justicia depurase las responsabilidades a las que hubiera lugar en sus conductas. Pero mientras esto pasa o puede pasar –pues creemos que lo más ‘gordo’ del juicio del 11-M está aún por venir–, a muy pocos kilómetros de nosotros Al Qaeda sigue perpetrando matanzas –el martes, en Casablanca; ayer, en Argel– y amedrentándonos con sus juramentos reivindicativos sobre Al Andalus. Y no nos confundamos: Al Andalus no es sólo Andalucía; Al Andalus llega a los Pirineos.

Hoy mismo publica La Vanguardia una entrevista con el juez Baltasar Garzón donde el magistrado de la Audiencia Nacional afirma que “Ceuta y Melilla están entre los próximo objetivos de Al Qaeda”. No es que Casablanca esté a un millar e kilómetros de Madrid, lo que bien mirado no es tanto. Es que el peligro está ahí, al otro lado del Estrecho para los de la Península y al otro lado de la verja, a pocos metros, para ambas ciudades autónomas españolas. Ojo, pues, a lo que puede pasar, pues el aliento de los terroristas islámicos ha llegado a nuestros cogotes.