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Amplio despliegue policial en las fiestas de Pozuelo

viernes 18 de septiembre de 2009, 14:49h
Pozuelo de Alarcón vivió su penúltima noche de las fiestas patronales sin incidentes y en medio de un clima de tranquilidad pero también de indignación juvenil ante la prohibición del botellón y el amplísimo despliegue policial puesto en marcha para evitar disturbios como los acontecidos la semana pasada.

Así, varios furgonetas de la Policía Nacional, Municipal y de las Brigadas Especiales de Seguridad de la Comunidad de Madrid (BESCAM) y un helicóptero vigilaban todo el municipio. En total, velaron por la seguridad medio centenar de policías nacionales y una cantidad similar de municipales, especialmente desplegados el acceso al centro festivo y en la estación de Cercanías. Allí, una unidad de agentes nacionales, compuesta por diez efectivos, controlaba a la salida y llegada de los trenes que no se consumiera alcohol y los menores no portaran bebidas alcohólicas.

Si eran mayores de edad, la Policía les permitía pasar las bolsas y les advertían de que en la zona festiva no estaba permitido ni la tenencia ni el consumo de alcohol. Ante la duda, los agentes les pedían a los jóvenes el DNI y registraban si llevaban bebida alcohólica en botellas de plástico.

José Joaquín, que venía de Alcorcón a pasar las fiestas con unos amigos de Pozuelo, ha sido uno de los chavales que se ha topado con los agentes en la estación con un libro de cerveza en la mano. "Como sabíamos que estaba prohibido el botellón, hemos preguntado a un policía municipal que estaba en la calle y nos ha dicho que no había ningún problema con un ir con un mini por la calle y que el problema estaba en sentarte en un sitio para tomarlo. Pero al llegar a la estación, el policía nos ha dicho que lo tirara. Y así lo hice", señaló.

A pesar de conocer las fuertes medidas de seguridad, Joaquín ha sido uno de los pocos muchachos que se ha atrevido a venir a la fiestas de Pozuelo, aunque se fue "decepcionado" por la "mala distribución" de los chiringuitos. "Había mucha policía, pero en el rato que hemos estado no ha habido problemas ni hemos visto a nadie hacer botellón", dijo.

Sin embargo, a escasos metros del perímetro festivo, en el conocido parque de las Minas, varios jóvenes, algunos de ellos menores de edad, bebían tinto de verano. Allí, escondidos y en penumbra, un adolescente de 16 años se quejó de la prohibición del botellón porque "eran una fiestas que todos esperábamos". "Así y todo vamos a hacer botellón, pero tenemos que tener mucho cuidado porque están registrando a todo el mundo", agregó.

El grupo, de unos cinco amigos, criticó la actuación policial del pasado sábado y precisó que los antidisturbios se excedieron con las pelotas de goma. Además, como la mayoría de los jóvenes de Pozuelo, acusa a chavales procedentes de otros pueblos de iniciar las algaradas. "A los que entraron en los juzgados no les conocemos, pero no están todos los que son y otros, como un amigo de Majadahonda, le arrestaron sin hacer nada", comentó el menor.

Pero no todos los grupos que se reunían en el parque de las Minas critican las medidas antibotellón. Pablo asegura que "se puede vivir sin alcohol también" mientras sus amigos fuman en una 'cachimba'. Cree, eso sí, que la Policía se sobrepasó el sábado pasado y que también los atacantes estaban bebidos. "No me parece normal que alguien venga a tu pueblo y queme contenedores. Tampoco me parece normal lo que hizo la Policía", apuntó.

Asimismo, el joven señaló que muchos de los asiduos a las fiestas de Pozuelo no han acudido este fin de semana. "Otros años ha sido muy tranquilo. Ha habido gente haciendo botellón, pero sin problemas", precisó. Otra chica criticó que en las fiestas no deberían prohibir el botellón porque "ya no pueden disfrutar, porque no hay nadie". "Lo único que tenemos que hacer con 16 años son los botellones en las fiestas. Y ahora que no los tenemos ya no hay gente con la que estar y sin discotecas", apostilló.

Respecto a las medidas impuestas por el juez para los menores detenidos, Pedro, de 18 años, cree que son "una tontería" porque "no es la gente que la lío". "Mis padres sólo me han dicho que tenga cuidado", dijo. A este respecto, la madre de una hija adolescente manifestó a Europa Press que los padres tienen "mucha responsabilidad" en los incidentes que protagonizan los hijos a su cargo. "Más modales, más educación y más respeto es lo que hace falta", apostilló.

La mujer se encontraba dentro el recinto ferial, donde un cordón policial vigilaba que ningún coche con bebida entrara en la zona. Además, la zona verde estaba rodeada de varias cintas policiales advirtiendo de que estaba prohibida la tenencia y el consumo de alcohol. Unos metros más adelante, una ambulancia del Servicio de Emergencias de Pozuelo (SEAPA) estaba aparcada. Su portavoz, Juan Antonio González, informó a Europa Press que este fin de semana no han atendido a ningún herido ni ninguna intoxicación etílica y que el ambiente "está muy tranquilo". Un relativo silencio que permitía escuchar la actuación de Amaral desde casi todo el municipio.

Los feriantes
Aparte de los jóvenes, otro de los sectores más indignados por las consecuencias de lo sucedido el fin de semana pasado en Pozuelo son los feriantes. Una de ellas criticó la decisión municipal de cerrar los chiringuitos y las atracciones a medianoche y la prohibición de que puedan vender alcohol. "Nos han hundido. No me han dejado vender mojitos, pero ya les dije que si venía un papá a pedirme una cerveza se la iba a dar, pero a los jóvenes les pido el DNI", indicó una mujer que además, sufrió la ira de los vándalos del sábado, que le rompieron varios cristales y los pilotos de sus vehículos.

Asimismo, culpa al Ayuntamiento de "llevarles a la ruina" después de estar varias décadas con los puestos abiertos y de no haber podido cubrir gastos este año. "Estamos peor que la época franquista", se quejó la feriante ante las restricciones de esta fiestas. Por ello, anunció que el gremio emprenderá las medidas legales oportunas contra el Consistorio.

Pero otro grupo de profesionales sí se ha visto beneficiado por la medida de prohibir el botellón. Se trata del personal de limpieza, que esté fin de semana apenas ha tenido que retirar varios kilos de desperdicios de los parques de la localidad, cuando años anteriores cientos de bolsas y botellas vacías amanecían esparcidas entre el verde.

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