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La Noche en Blanco triunfa a pesar de las aglomeraciones

El insomnio blanco envuelve a Madrid

domingo 20 de septiembre de 2009, 00:46h
La Noche en Blanco de Madrid incluyó 196 propuestas en 276 instituciones, y llenó las calles de la capital de luz, música y baile en un frenesí cultural hecho a medida de propios y extraños. Una marea humana se adueñó de todos los rincones en busca de museos abiertos en hora nocturna, visitas teatralizadas, espectáculos callejeros, performances, haces de luz sobre los edificios más emblemáticos y artistas que, bien regalaban dibujos, bien invitaban a la ensoñación en una noche de vigilia.
Allí donde las obras dejaban un sitio, un artista encendía una bombilla o colocaba su creación para que fuera admirada. Con el eje del Paseo del Prado, Cibeles, Alcalá o Recoletos cortados al tráfico, riadas de madrileños y turistas venidos de fuera se echaron a la calle desafiando al mal tiempo. Bajo el brazo o en la mente, una guía fundamental para no perderse los escenarios preferidos.

Santa Ana, Sol, la Plaza de la Paja, Chueca, la Gran Vía, Retiro, el Botánico, Matadero Madrid... Cualquier lugar y cualquier excusa -si es que hacía falta- eran buenos para desafiar al final de un verano que ha llegado con adelanto. Al menos, la lluvia respetó una jornada donde las aglomeraciones volvieron a ser la norma en los museos y salas del centro de la ciudad.

Madrid, moviéndose en esta Noche en Blanco al ritmo del leit motiv del regalo, era un regalo en sí misma. La urbe que nunca duerme gozó con los dibujos de los artistas dirigidos por Aitor Sarabia; vio volar los miles de globos de los 'Poemas voladores' creados con versos de los poetas Ajo y Benjamín Prado; mientras, el burro gigante de Fernando Sánchez Castillo imitaba al viejo rocín del Sancho de Don Quijote elevándose 14 metros sobre la plaza de Atocha.

Solidaridad
Hubo solidaridad en la Noche en Blanco. Alicia Framis intentó con su 'Remixbuildings-Bloodshushibank' fomentar la donación de sangre. En Matadero de Madrid la recreación de una sala de hospital de muros acolchados y asientos forrados con vendas blancas ofrecía recuperarse de la contribución solidaria a la vida de otros con una barra de sushi. Por el camino la exposición de la considerada mejor fotógrafa del mundo, Annie Leibovitz, se despedía de Madrid con miles de fans a las puertas y en los Teatros del Canal los artistas de 'La difícil sencillez', de Rafael Amargo, se encontraban en la calle con su público.

De Cibeles a Moncloa, el camino de la luz de Óscar Vázquez guió al epicentro del mestizaje a los espíritus más inquietos. En el Templo de Debod, el pueblo saharaui se hizo carne en tres jaimas donde artistas españoles, cubanos y saharauis se daban la paz y la mano. De vuelta a la plaza de la diosa, frente al nuevo Ayuntamiento un gran fin de fiesta a cargo de la dj Roberta Marrero ponía colofón a la celebración.
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