Caja Castilla-La Mancha, entre Ibercaja y Cajastur

 Pero no sólo Caja Castilla La Mancha va a despejar muchas incógnitas esta semana. También lo harán las cajas andaluzas que negocian su fusión, Unicaja, Cajasur y Cajasol, después del "tirón de orejas" por parte de la Junta de Andalucía a los gestores de la cordobesa, el Cabildo Catedralicio, la Iglesia Católica  tendrá que aceptar la pérdida de algunos de sus privilegios si desea mantener la supervivencia de la entidad, seriamente afectada por la crisis.

   Es, como señalan fuentes solventes del Banco de España, " un pulso perdido por parte de la Iglesia Católica, salvo que una postura irresponsable les lleve a poner en peligro, incluso el dinero de los impositores". Y no es que los depósitos peligren, eso lo dejan claro en el Instituto Emisor. No hay peligro de solvencia, pero sí puede llegar a pasar lo que ocurrió en Caja Castilla La Mancha, una intervención, inyección de liquidez,y pasar por subasta.

   En cualquiera de los dos casos, por las buenas o por las malas, el Cabildo Catedralicio perderá el poder que pasará a manos de la más grande, la Unicaja de Braulio Medel a quien le preocupa, no obstante, el proceso de fusión porque, según comentan en círculos más cercanos al financiero,  no es  "una panacea". Al parecer, Unicaja tiene que afrontar los graves problemas que tienen las otras dos entidades que, en realidad, absorbe. Es decir, que con sus activos tendrá que tapar muchos agujeros y ello repercutirá en la cuenta de resultados.

    En Cataluña, el proceso de fusión de las "caixas", Catalunya, Manresa y Tarragona culmina, también, esta semana, con la aprobación por parte de las asambleas generales, y los consejos de administración. El proceso, que se está llevando a cabo de una manera silenciosa, está siendo, no obstante, muy  transparente. Lo que sí parece claro es que el presidente de Caixa Catalunya, el que fuera vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, no liderará el proceso de integración, una vez se haya firmado la fusión nominal. Serra, según fuentes consultadas por Diariocritico de la Economía, se retirará definitivamente, tanto de la política como de los negocios. Es decir, toca jubilación para una persona que lleva casi treinta años en el candelero de la actualidad, primero como alcalde de Barcelona, posteriormente como miembro de los gobiernos de Felipe González y, finalmente como presidente de Caixa Catalunya  por cuya gestión ha sido muy cuestionado

    En cuanto a Caja Madrid, sus connotaciones de tipo político la han sacado un poco del plano de la actualidad económica o financiera. Pero el día a día se mantiene. La entidad, dada su situación, no va a participar en ningún proceso de fusión,  y descartada la posibilidad de presentarse a la puja por Caja Castilla La Mancha, una idea que llegó a manejar el equipo de Miguel Blesa, su actividad económica se va a centrar en un hueso duro de roer, las participaciones industriales de la Caja, y, sobre todo, en Iberia.

   Caja Madrid ha jugado un papel determinante, como accionista del núcleo duro, de la fusión de las líneas aéreas españolas con la británica British, un proceso paralizado, en estos momentos, debido a la crisis económica, pero que en Caja Madrid quieren reactivar. Y en ese sentido se van a mantener, esta semana, contactos con la compañía del Reino Unido, que, recordemos, es otro de los accionistas de referencia de Iberia.