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Varias ciudades compiten por recibir el "estímulo económico" de Guantánamo

martes 17 de noviembre de 2009, 01:18h

Mientras la mayoría de EE.UU. y del mundo se niega a acoger a los detenidos de Guantánamo, un puñado de poblaciones pobres de Estados Unidos compite por recibirlos, no por razones humanitarias, sino porque quiere la inversión pública y los empleos que conlleva.

Hoy representantes de la Oficina de Prisiones y del Pentágono visitaron la cárcel de máxima seguridad de Thomson, un pueblo a unos 240 kilómetros al oeste de Chicago.

Está ubicada en una localidad de unos 600 vecinos, cuyo alcalde, Jerry Hebeler, ha descrito como "un pueblo fantasma" por la falta de actividad económica.

Hebeler promueve la llegada de los prisioneros de la base naval de Guantánamo, lo mismo que el gobernador del estado de Illinois, Pat Quinn, y el senador Dick Durbin, el "número dos" de los demócratas en el Senado.

Según ellos, el traslado acarrearía más de 1.000 millones de dólares en inversiones en los próximos cuatro años para la renovación de la cárcel y crearía más de 3.000 empleos.

Esas cifras hacen salivar a otros lugares del país que comparten con Thomson la presencia de una gran cárcel en su municipio y la depresión económica.

Marion, también en Illinois, busca en los detenidos de Guantánamo una fuente de empleo que reemplace las plantas industriales vacías de la región, mientras que el consejo municipal de Standish ha pedido que el gobierno tome el control de la cárcel de su localidad, cerrada por recortes presupuestarios.

Los líderes municipales de Hardin, situado en uno de los condados más pobres de Montana, ofrecen también su penitenciaría y, para promoverla, han dado una visita guiada a la cadena de televisión Al-Jazeera.

Otra ciudad abierta a recibirlos es Florence, en Colorado, donde se localiza la única cárcel de "super-máxima" seguridad de Estados Unidos, de la cual nadie se ha escapado nunca.

Mientras, en el Congreso los legisladores republicanos y algunos demócratas han intentado bloquear la transferencia de detenidos a territorio estadounidenses con el argumento de que ninguna comunidad les aceptaría como vecinos, incluso por detrás de varias barreras de hormigón y alambre de espino.

La competencia entre Thomson, Nardin, Standish y Florence mina ese argumento y da opciones a Obama para vaciar Guantánamo, donde restan unos 215 prisioneros.

El Gobierno ha anunciado que juzgará a seis de ellos en tribunales civiles en Nueva York y otros cinco serán enjuiciados en cortes militares especiales también en territorio estadounidense.

Además, estudia internar a los detenidos en bases militares, como la de Charleston (Carolina del Sur), Camp Pendleton (California) y Fort Leavenworth (Kansas), aunque ahí se toparía con más oposición de los líderes locales.

En cambio, en lugares como Thomson prima el interés por el estímulo ecónomico que supondría la presencia por un tiempo indefinido de cien o más prisioneros de Guantánamo, los que Estados Unidos no pueda repatriar a otros países.

La penitenciaría de esa localidad es una de las opciones más viables, dado que se trata de una instalación moderna de máxima seguridad que está prácticamente vacía.

El estado de Illinois se gastó 120 millones de dólares en su construcción, pero ahora carece de fondos para mantener ocupadas sus 1.600 celdas, por lo que la posibilidad de vendérsela al Gobierno para internar a detenidos de Guantánamo y reos federales parece caída del cielo.

Sin embargo, algunos legisladores republicanos han puesto el grito en el cielo, incluido Don Manzullo, quien ha advertido que el traslado podría convertir a la zona en un objetivo de futuros atentados terroristas.

Su colega Mark Kirk dijo hoy en una rueda de prensa que pedirá al Congreso un estudio sobre el riesgo potencial que supondría para el aeropuerto de Chicago y la Torre Willis, el edificio más alto de América, alojar a los detenidos.

Los partidarios de la medida sostuvieron su propio encuentro con la prensa, en el cual ridiculizaron la posición republicana.
"Algunas de las críticas a esta decisión han pasado de la raya. ¿Hablar de edificios específicos como objetivos (terroristas) en Chicago? Por favor, eso no nos ayuda en nada", afirmó Durbin.

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