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Las tristes coincidencias de una triste historia

Las tristes coincidencias de una triste historia

miércoles 25 de noviembre de 2009, 00:09h
Parece que el destino, la coincidencia, quizás ambas cosas o probablemente ninguna, siguen jugándole malas pasadas a la familia del sargento Pablo Emilio Moncayo, secuestrado hace 12 años por las FARC. Todo empezó el pasado mes de abril cuando el grupo guerrillero anunció su disposición para liberar al sargento Moncayo, al soldado Josué Daniel Calvo y los restos del mayor Julián Guevara, muerto en cautiverio.

Desde ese momento renacieron las esperanzas del profesor Gustavo Moncayo, padre del sargento conocido también como el “Caminante de la Paz”; sin embargo, con el pasar de los meses y ante las garantías y condiciones exigidas por el Gobierno para la liberación, las esperanzas se fueron esfumando poco a poco.

Fueron varios los medios por los que el profesor Moncayo y su familia intentaron razonar con el Gobierno para que permitiera y facilitara la entrega de los rehenes. Dentro de los intentos se encuentra la crucifixión simbólica del caminante en la Plaza de Bolívar e incluso un video en el que el propio sargento Pablo Emilio le “exigía” al presidente su libertad; sin embargo, durante más de seis meses, pareció que el corazón grande del presidente, Álvaro Uribe, para con los secuestrados se había acabado y sólo había quedado su mano fuerte.

Y de pronto, una luz fugaz de esperanza brilló nuevamente cuando tan “oportunamente” el Comisionado para la Paz, Frank Pearl, salió públicamente a informar que el Gobierno se encuentra en la mejor disposición para permitir la liberación anunciada por la guerrilla desde abril, y para ello se comunicó con el delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja y con la Iglesia Católica a fin de que estas organizaciones realizaran los contactos necesarios para avanzar en la parte operativa del proceso.

Sin embargo, todo se vio empañado cuando la familia Moncayo anunció haber recibido horas antes una llamada en la que le informaron de la supuesta fuga de su hijo. "Recibí una llamada de que posiblemente fue interceptada una comunicación de la guerrilla en la que dicen que Pablo Emilio se escapó. No sé si sea él u otro secuestrado en poder de las FARC", afirmó el profesor Moncayo.

El caminante de la paz, quien no quiso dar más detalles de la llamada, hizo un llamado al Gobierno y a las FARC para que protejan la vida de su hijo y señaló que confía en que el rumor no sea cierto, pues solo quiere que su hijo "vuelva a la libertad"; así mismo confirmó su deseo de que el Gobierno  imparta la orden "para que no haya hostigamientos ni bombardeos” en la zona en la que presumiblemente esté el sargento.

Después de conocerse estas dos noticias resulta muy paradójico pensar que después de que el Gobierno se ha mostrado durante más de seis meses firme en su negativa de permitir el proceso de liberación, aun cuando el padre del sargento Moncayo ha reclamado y denunciado públicamente su desinterés del en el tema de los secuestrados, de un momento a otro éste decide prestar su respaldo, casualmente horas después de que le anuncian al caminante de la paz una posible fuga por parte de su hijo.

¿Todo esto será producto de la casualidad, o realmente aquí hay “gato encerrado” y “alguien” pretende lavarse las manos?



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