La justicia española revisa condena de Scilingo

La Audiencia Nacional, alto tribunal encargado de delitos de terrorismo, condenó a Scilingo por los delitos de lesa humanidad, detención ilegal y torturas cometidos durante la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1983.

Según fuentes del Tribunal Supremo, el más alto tribunal español, los magistrados Miguel Colmenero -ponente de la sentencia-, Joaquín Giménez, José Ramón Soriano, José Manuel Maza y Luciano Varela deliberarán a puerta cerrada sobre los argumentos de los recursos interpuestos por Scilingo y por las acusaciones.

La Audiencia Nacional consideró probado que Scilingo conoció el plan elaborado por la Armada para luchar contra la subversión antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976 en Argentina ya que participó en su condición de oficial en dos reuniones celebradas en Puerto Belgrano, donde se dieron las directrices de esa acción.

El objetivo era "combatir todo lo que fuera contrario a la ideología occidental y cristiana" con un plan, que "contaba con el beneplácito de la jerarquía cristiana" y que incluía "operaciones rápidas, interrogatorios intensos, práctica de torturas y sistema de eliminación física mediante vuelos sin destino" que eran realizados por los denominados "grupos de tareas".

Sobre la participación de Scilingo en este plan, el tribunal explicó que éste ingresó poco antes de las Navidades de 1976 en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y que "pretendió formar parte" del grupo de tareas que allí funcionaba, pero que finalmente "tuvo que conformarse" con ser jefe de electricidad y de automoción.

Sin embargo, este hecho no le impidió que "al igual que el noventa por ciento de los oficiales" participara en dos "vuelos de la muerte" en los que lanzó al mar vivas a un total de 30 personas a las que previamente se sedaba con pentotal.

La resolución afirma que Scilingo conocía las torturas a las que eran sometidos los secuestrados en el sótano del Casino de Oficiales de la ESMA y relata que fue testigo del interrogatorio realizado a una joven a la que se le aplicó la "picana" eléctrica.

También se dice que Scilingo conoció la existencia de "asados" en la ESMA donde se carbonizaban los cadáveres de las personas que fallecían ya que facilitó el material necesario para ellos, y que participó como conductor en el secuestro de una persona.

Para el Tribunal, los hechos declarados probados son constitutivos de un delito de lesa humanidad con ocasionaros 30 muertes con alevosía (en relación a los 2 "vuelos de la muerte" en los que participó), detención ilegal y torturas, por lo que le impone 30 penas de 21 años de cárcel y otras dos de cinco años cada una, aunque el límite máximo de cumplimiento es de 30 años.

Las acusaciones han recurrido la sentencia para que se extienda su responsabilidad a otras desapariciones ocurridas durante su estancia en la ESMA.

Scilingo llegó voluntariamente a España el 6 de octubre de 1997 para confesar su participación en los llamados "vuelos de la muerte", aunque luego se retractó.