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Sin enmienda

domingo 10 de enero de 2010, 11:57h

Como en esto del antiguo testamento no se sabe muy bien qué parte es verdad, cuál está inventada y cuál es pura metáfora, yo ya no tengo muy claro que ocurrió antes: el homicidio de Abel a manos de Caín o el adulterio de Eva con un amigo de Adán.

La verdad es que, por pura lógica, me inclino más por el asunto de los cuernos porque el ser humano, ya sea hombre o mujer indistintamente, tiene más debilidad por revolcarse con su prójimo/a que por asesinar a un contrario.

Aquí en España tenemos la suerte de que en asuntos de sexo nadie se escandaliza de casi nada y nuestros políticos tienen sus asuntos de cama o de coche sin que por ello peligre su carrera política.

Hemos tenidos vicepresidentes y ministros que no se cortaban un pelo a la hora de hacer pública una doble relación, aun permaneciendo casados o que han declarado su homosexualidad y nadie les ha afeado nada porque pertenece a la esfera de su vida íntima y lo que hay que exigirles es que sean buenos gestores de la cosa pública.

Sin embargo fuera de nuestras fronteras la cosa cambia.

Está a punto de salir un libro (Game Change) escrito por los periodistas John Heilemann y Mark Halperin en el que, entre otros detalles comprometedores de la campaña de las elecciones primarias para la designación del candidato presidencial del Partido Demócrata, que tuvo lugar en la primera mitad de 2008, se afirma que Bill Clinton tuvo una amante estable mientras que Hillary se desgañitaba intentando ganarle la partida a Obama.

Esto en Estados Unidos se lleva muy mal porque, al igual que en Irlanda están obligados a decir que son fieles hasta la muerte cuando en el fondo son tan aficionados como en el resto del mundo al arte de “ponte bien y estate quieta”.

Y cito a Irlanda porque la Señora Robinson, primera dama de aquel católico país (aunque ella es protestante) que se estuvo cepillando durante dos años a un chaval al que le sacaba cuarenta años, parece ser que también tuvo como amante al difunto padre del niño y a un compañero de partido.

Dicen que la obligarán a dimitir de todos sus cargos, pero mucho me malicio que al igual que Clinton sigue con la afición de hacérselo con otras que no son su mujer, la señora Robinson mantendrá su acreditada tendencia a disfrutar con varios porque hay cosas que… no tienen enmienda.
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