El presidente de EEUU, Barack Obama, y los líderes demócratas en el Congreso concluyeron hoy con "avances significativos" una larga jornada de negociaciones sobre el texto definitivo de la reforma sanitaria, aunque sin llegar a un acuerdo.
"Hemos hecho avances significativos a la hora de superar las diferencias", señaló Obama en un comunicado conjunto con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid.
El mandatario se refirió a las diferentes versiones de la reforma de salud aprobadas por las dos cámaras legislativas y que ahora tienen que ser armonizadas para su aprobación final y definitiva.
El Senado aprobó el pasado día 24 su proyecto de ley, en plenas fiestas navideñas, mientras que la cámara baja dio el visto bueno a su propia versión el 7 de noviembre.
La Casa Blanca explicó que los líderes demócratas, que se reunieron a lo largo de todo el día con asesores de Obama y sindicatos, han abordado en las conversaciones todos los aspectos de la reforma, pero no ofrecieron detalles sobre qué puntos lograron avanzar o cuándo concluirá el laborioso proceso de negociación.
"Las perspectivas de alcanzar un acuerdo entre el Senado y la Cámara son mejores que hace 24 horas. Estamos cerca", señaló el líder de la mayoría demócrata en la cámara baja, Steny Hoyer.
Las negociaciones seguirán previsiblemente en los próximos días.
Entre los temas más espinosos están el de la llamada "opción pública", un seguro sanitario público que competiría con el sector privado.
La versión del Senado eliminó esa "opción pública", que sí contempla el proyecto de la Cámara de Representantes.
Los demócratas quisieran que la reforma se promulgue antes del próximo discurso sobre el "Estado de la Unión". La legislación será la más importante desde la aprobación de la Ley de Seguridad Social en 1930.
La Casa Blanca ha convertido la reforma sanitaria en la principal prioridad legislativa de su política interna.
Siete presidentes antes de Obama intentaron cambiar el sistema de atención médica y sus esfuerzos fracasaron.
A diferencia de otros países desarrollados, EE.UU. carece de cobertura médica universal y aún así es de los que más gasta en salud, alrededor del 16 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), el doble de la media de las naciones ricas.
La mitad de las bancarrotas personales en el país tienen que ver, aunque sea parcialmente, con facturas hospitalarias.
La Oficina del Censo calcula que unos 46 millones de estadounidenses carecen de cobertura médica.
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