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Las deudas se pagan

Las deudas se pagan

miércoles 17 de febrero de 2010, 05:07h

“La República Argentina ha honrado – y honrará – siempre sus compromisos externos”
Gral. Juan D. Perón

En el 2001 declaramos el default. Fue una tragedia sólo explicable por el desmoronamiento total de nuestras instituciones. El incumplimiento de los contratos y títulos de deuda externa fueron la consecuencia – y no la causa – de semejante quiebra.

En el 2005, el Gobierno Nacional canjeó el 76% de los títulos defaulteados y en el 2006 se cancelaron 10.000 millones de dólares de deuda que teníamos con el Fondo Monetario Internacional.
Argentina creció sostenidamente entre el 2003 y el 2008 y acumuló un importante stock de reservas.

Argumentando el garantizar el pago de la deuda externa, la Presidenta de la Nación anunció en diciembre del 2009 la formación de un “Fondo del Bicentenario” constituido por las que, según afirma la Presidenta, son las “reservas de libre disponibilidad” – más de U$ 16.000 millones – y ordenó se giraran desde el BCRA al Tesoro Nacional una primera remesa de U$6.500 millones.

El Presidente del BCRA, Martín Redrado, se negó y se armó la de San Quintín.

La Justicia exigió la intervención del Congreso ratificando – o no – el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) que había utilizado la Presidencia para auto – girarse esos fondos.

Mientras tanto, los acreedores “buitres” esperan que se consume la rapiña presidencial para ejercer la suya; la izquierda vernácula exige investigar la “ilegitimidad de la deuda” y otros impugnan equivocadamente la intervención de jueces extranjeros tal como fue pactada en los contratos originarios de la deuda.

También ocurren otras cosas. Brasil, Chile, Perú y Uruguay, después de cumplir puntillosamente con sus compromisos externos, han alcanzado el “investment grade” (cero de riesgo político), con inversión externa e interna records y financiamiento a tasas del 4 al 5% anual. Han logrado así bajar los índices de desocupación y pobreza a un ritmo que produce admiración y respeto en todo el mundo. En lo cotidiano, los brasileros, chilenos, uruguayos y peruanos están viviendo mucho mejor.

Nosotros deberíamos intentar hacer lo mismo y hoy tenemos las divisas que nos permitirían alcanzar acuerdos muy convenientes con nuestros acreedores.

El Poder Ejecutivo ya dispone de los poderes para negociar con el Club de Paris y los organismos multilaterales de crédito y pagar con las reservas disponibles en el Banco Central.

Respecto de la deuda comercial, también dispone de los fondos aprobados en el presupuesto por el Congreso en diciembre pasado.
¿Qué es, entonces, lo que está provocando semejante alboroto? La verdad es que la Presidenta quiere aumentar su disponibilidad personal de fondos para verticalizar y someter a Gobernadores, Intendentes y Legisladores, aumentando irresponsablemente el gasto que será licuado por la inflación que él mismo genera.

La opción “deuda externa o deuda interna” – pagar a los acreedores o invertir en infraestructura social – es falsa. El no cumplir los compromisos externos nos aísla del mundo y nos impide crecer; además, concentra el desarrollo regional en nuestros vecinos que ya se están acostumbrando a nuestra intrascendencia y prescindibilidad (la realidad les demuestra que pueden obviarnos).

Sólo las naciones respetables y creíbles crecen en el mundo más allá de los sistemas políticos o problemas domésticos que tengan (China  o Colombia).

Argentina fue una gran nación y volverá a serlo, pese al trabajo que nos cuesta encontrar el rumbo correcto.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO

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