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Dos meses clave para Zapatero

Dos meses clave para Zapatero

domingo 21 de febrero de 2010, 13:44h
Atajar la crisis es una prioridad de tal calibre que no admite demoras, lo cual pone a prueba a todas las fuerzas políticas, pero sobre todo al PSOE, que es el que gobierna. En realidad, también al PP, no solo por su condición de alternativa, sino porque también gestiona muchas comunidades autónomas, cuyas competencias en políticas microeconómicas son superiores a las del Ejecutivo central. La sensación que dan es de excesivo mareo de la perdiz, cuando de lo que se trata es de tomar medidas, a ser posible pactadas entre los partidos, sin diverger demasiado con la mesa del diálogo social en la que están empresarios y sindicatos; por cierto con menos tensiones y sin tantos rodeos.

Si el presidente Zapatero decide coger el toro por los cuernos va a tener que sentarse con Mariano Rajoy y si quiere ser expeditivo en el diálogo abierto, lo ideal es que esa misión se la confíe a José Blanco. El nuevo hombre fuerte del Gobierno seguramente no precisa agotar los dos meses que se dio de plazo el presidente para negociar los asuntos de competitividad y empleo, modelo productivo, consolidación fiscal y fluidez del crédito, partiendo de que en otras mesas siguen la reforma laboral, que ya negocian sindicatos y patronal, y las pensiones, que debe analizar la comisión del pacto de Toledo, quizá sin tanta prisa como en los otros temas. Hace falta alguien pragmático, capaz de hablarle claro a la gente, sabiendo que no será fácil y que la situación traerá consigo muchos problemas e incluso más sufrimiento.

Siendo todo urgente, hay algo que no debería aguardar dos meses: la fluidez del crédito, ya que sin gasolina el coche no anda. De poco importa que bancos y cajas de ahorros sorteasen el colapso internacional motivado por la insolvencia de grandes entidades internacionales si resulta que ahora tenemos un sector financiero ensimismado, arreglando sus propios problemas, una vez que ya no puede acudir al crédito internacional. Bancos y, sobre todo, cajas consumen tantas provisiones internas que el dinero no llega a la calle, que también deberá a acostumbrarse a rebajar las alegrías del pasado, ya que las cifras de endeudamiento de familias y empresas son muy altas y las del Estado van por el camino de serlo. Por lo demás, el proceso de reordenación de las cajas lleva demasiado tiempo abierto, sin salidas inmediatas. Toca acelerar.
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