La historia de esta película tiene su antecedente en el otoño de 1917, cuando el actor volvió a cambiar de productora. En ese entonces firmó con la First National, misma que le consiguió su propio estudio, en el que rodaría la mayor parte de sus películas.
Además de Vida de perro (1918) y Armas al hombro (1918), en ese entonces realizó El niño (The kid, 1921), con el pequeño Jackie Coogan, quien acabó por convertir a Charlot en uno de los iconos, no ya del cine, sino de la historia moderna de este mundo.
Este largometraje es una de las piezas más fascinantes en la historia del cine y sin duda la mejor que haya realizado Chaplin. Tan es así, que en 1971 él volvió a componer la música para esa misma película que tiene como eje central la importancia del amor humano.
Sí, el amor humano, los afectos y como siempre en todas sus obras, una alta crítica social. La película cuenta la historia de un hombre que encuentra, adopta y decide criar a un bebé que fue abandonado por su madre, fenómeno inhumano que aún se repite.
La relación entre ellos dos (Charlot y el niño) es fantástica y muy enternecedora, a tal punto que lleva al espectador al llanto. La película fue muy importante para él, porque buscó mostrar en el niño, lo que había sido su propia infancia, lo cual consiguió con creces.
La filmación duró más de un año y en la misma, Chaplin tuvo que afrontar varios sucesos importantes que marcaron su vida. Lo real es que con el paso de los años sigue siendo una de las películas de mayor importancia en el catálogo fílmico de todos los tiempos.
Actor y director de cine mudo y sonoro, este genio nacido en 1889 y muerto en 1977 es muy conocido por su personaje, Charlot, y también como Carlitos Chaplin. Tiene una hija, actriz, llamada Geraldine Chaplin, quien a la fecha revalora la obra de su padre.
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