Luz verde para la reforma sanitaria en Estados Unidos

Desde que Theodore Roosevelt planteó por primera vez hace un siglo la necesidad de una reforma sanitaria en Estados Unidos lo habían intentado antes otros presidentes pero todos se habían estrellado contra un muro que parecía infranqueable. Desde demócratas como John F. Kennedy, Jimmy Carter o Bill Clinton hasta republicanos como Dwight D. Eisenhower o Richard Nixon.

Infranqueable hasta que el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, logró este domingo que la Cámara de Representantes aprobara un cambio en el sistema de salud que, aunque lejos de la ambiciosa reforma que se había planteado hace un año, dará cobertura médica a 32 millones de personas que estaban sin seguro y cambiará para siempre el injusto sistema sanitario estadounidense.

La cifra mágica eran 216 votos. Finalmente pasadas las diez y media de la noche (madrugada en España) se lograron 219 “síes” a favor de la reforma frente a 212 “noes” en contra. Antes hicieron falta casi diez horas de debates en el Capitolio para que los congresistas sometieran a votación el proyecto estrella de Obama, que se apuntó así su mayor victoria política desde que llegó al poder hace algo más de un año.

El resultado de la votación deja patentes las profundas divisiones que ha causado la reforma en estos últimos meses y el desgaste político que ha supuesto para Obama, que ahora puede respirar tranquilo porque sale fortalecido de este debate. En todo caso, pese a sus intentos de sacar adelante una reforma bipartidista, al final ni un solo republicano votó a favor del proyecto legislativo y 34 demócratas también dieron la espalda a la reforma.

“Victoria del sentido común”.

Obama apareció al filo de la medianoche en la Casa Blanca para dirigirse al país después de la histórica votación. “No es una victoria de ningún partido, es una victoria para el pueblo estadounidenses y una victoria del sentido común”, afirmó visiblemente contento el presidente, que compareció acompañado de su número dos, Joe Biden.

“Respondimos a la llamada de la historia”. De esta forma, el mandatario dijo que pese a que no ha sido una votación fácil para muchos "era lo correcto" ya que, entre otras cosas, ayudará a "frenar los abusos" de la industria aseguradora y responde a los sueños de muchos que lucharon durante años por esta reforma. “Esta noche hemos probado que seguimos siendo capaces de hacer grandes cosas”, remachó.

La reforma, que tendrá un coste de 940.000 millones de dólares, pudo salir adelante después de negociaciones in extremis de la Casa Blanca con un sector de los legisladores demócratas católicos liderados por Bart Stupak que no se sumaron al proyecto hasta que el presidente les dio garantías de que ningún fondo público surgido de esta ley iría destinado a financiar el aborto. Y así fue.

Los republicanos intentaron a última hora introducir una nueva medida para modificar el texto del proyecto de ley en lo referente al aborto, que en caso de que hubiera logrado los votos necesarios podría haber paralizado indefinidamente la reforma, pero este domingo los congresistas tenían una cita con la historia.

Recuerdo a Ted Kennedy

Entre aplausos y al grito del “yes we can” de la campaña electoral desde las filas demócratas, fue la speaker Nancy Pelosi la que anunció con una amplia sonrisa que la reforma sanitaria acababa de ser aprobada.  La congresista californiana era, junto al propio Obama y el senador Ted Kennedy, una de las principales impulsoras de la iniciativa.

En la mente de todos seguramente estaba ayer Ted Kennedy, el hermano del presidente JFK, que hizo de la reforma sanitaria una de las principales causas de su vida política y que no pudo ver cumplido su sueño de aprobar un cambio sustancial en el sistema de salud estadounidense tras fallecer el verano pasado después de una larga batalla contra el cáncer.

Ahora solo queda otro trámite de procedimiento en el Senado para que el proyecto de ley pueda ser ratificado por Obama. Las posibilidades de que los republicanos bloqueen el texto son remotas ya que los demócratas recurrirán a una práctica legislativa que les permitirá sacar adelante la reforma por mayoría simple. El presidente espera poder estampar su firma este mismo martes.

Aunque nadie cuestiona la importancia política de esta histórica reforma también es muy cierto que a día de hoy más de la mitad de la población estadounidense sigue expresando su rechazo al cambio. Por eso Obama se embarcará en los próximos días y semanas en una gira por el país para convencer a los votantes de las bondades de la reforma.