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Parte de guerra dos

martes 23 de marzo de 2010, 04:37h

Desde la semana del 4 de noviembre cuando Obama fue electo, esta ha sido su única semana que no ha sido de pasión, fracaso y frustración. Con la aprobación de la reforma de la sanidad, la parte de su gobierno que llega hoy al DF no es la de un gobernante fracasado. Qué hizo Obama: sólo rectificó su política y cogió su palabra. No pudo haber reforma de la sanidad sin cambiar de estrategia, no puede haber éxito en esta falsa guerra sin cambiar también la estrategia.
Cualquiera puede decir que la falsa guerra es fallida, y ya no es mérito profundizar en cuál es el desafío, más allá de quien la declaró. Yo agradezco a Carlos Pascual que evidenciara que el problema no es de armas, de moral, o partes de guerra, es de pensar en madres o hermanos de los jóvenes que han entrado al conflicto para que los suyos tengan de comer.

Y para saberlo, nada mejor que esta semana cuando llegan los responsables del mayor ejército del mundo —que hoy retrocede en dos guerras— a discutir una estrategia común. Lo grave es que tras dos reuniones, la venta de armas en la frontera sigue tan igual como la tranquilidad física y moral de los malos que matan de día en México y duermen de noche en EU.

Lo único que ha cambiado es que algunos empleados por y del imperio fueron asesinados. Nadie ha dicho que una vida valga mucho más que la otra, lo que pasa es que estas tres muertes provocaron declaraciones que ponen a pensar. Janet Napolitano sí quiso decir lo que dijo: el Ejército no ha resuelto el problema, se le ve buena voluntad pero no está acertando. En lo personal, como mexicano, me quedo con esta idea: mientras en México mate más el hambre que las balas, la guerra será imposible de ganar.

Si uno cruza los datos del desmoronamiento de la economía con lo que gastamos cada día contra el narco (30 millones 240 mil pesos), vemos que es milagroso que quienes no hayan muerto por efecto de las balas, no estén a punto de morir de hambre y desilusión.

Entonces por qué la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, hizo una declaración tan infame que merecería su cese inmediato: “Es que el Presidente hace lo que puede”.

Si como quiero pensar, Calderón ya comienza a saber lo que tiene que hacer, tendría que invertir en programas sociales para acabar con la miseria de los jóvenes que son comprados a muy bajo costo por los narcos, y Estados Unidos analizar su cuenta triunfal de esta industria de la muerte, que podría cobrarse mayor número de vidas norteamericanas. Y si a eso se une el que ya no puedan venir a la frontera sus adolescentes a embriagarse y hacerse mayores con alcohol barato, realmente estaremos comenzando a ser un problema mayor del que ya somos para nuestro vecino del norte. Y es que nosotros sí sabemos cuánto son ellos de problema para México.

Opinión extraída del Periódico El Universal 22/03/10

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