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Espe estrechó cuatro mil manos

Espe estrechó cuatro mil manos

·Fiesta de la Comunidad de Madrid, Sede de la Puerta del Sol

miércoles 02 de mayo de 2007, 17:06h
Cuatro mil manos, cuatro mil (bueno, a algunos, en lugar de darles la mano, les daba un beso O uno en cada mejilla), estrechó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en la fiesta del día de esta Comunidad, 2 de mayo, ya saben, aquello del alcalde Móstoles en 1808. ‘Espe’, como la conocemos popularmente en los madriles, se colocó a la puerta de ‘su’ sede, en la Puerta del Sol, intransitable, donde vips y no tan vips hicieron cola durante media hora, o más, bajo una fina lluvia y amenizados (es un decir) por marchas miliares en altavoces.

Así que cuando entrabas, dándote de bruces con gentes como Alex Grijelmo, Curri Valenzuela, Eli del Valle, Sabino Fernández Campo, Fernando González Urbaneja, qué sé yo, llegabas muerto de hambre y sed, bastante empapado por el calabobos, sirimiri, orbayu o como quiera que le llame a esa lluvia fina cantada por Aznar y que acaba llegándote a los huesos.

Y allí estaban todos. Cuatro mil. Militares y guardias civiles, bastantes. Curas, este año me pareció que menos. Socialistas, poquísimos: apenas Simancas, la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, y el omnipresente José Acosta. No, Miguel Sebastián o acudió, enfadado porque ‘Espe’ había ‘olvidado’ invitarle a ‘su’ casa (la de Espe, por lo visto). Y la verdad es que se habló del candidato socialista a la alcaldía de Madrid más que si hubiese estado presente. Se habló de él casi tanto como del escándalo de los botellones, que han aguado, como la lluvia, la iesta madrileña, con enfrentamientos, heridos y muchos detenidos: ah, la juventud, ah las fuerzas del orden, sobre todo esta poli municipal madrileña, que tan pocas contemplaciones tiene a veces con el vecindario, como si no estuviésemos en campaña, hombre….

 Por parte de los populares, en cambo, muchos, aunque de dirigentes nacionales solamente Acebes. Claro que por algún lado tendría que estar el vicepresidente madrileño Ignacio González, y el alcalde Gallardón, que se escabulló pronto por una puerta lateral. Pero estábamos todos tan apretujados, tan incómodos, que era imposible manener una charleta distendida con, por ejemplo, Manolo Soriano. O Sara Montiel, que no falta a estas cosas. O Regino García Badell, que dicen que manda mucho en la Comunidad.

En fin, a lo nuestro, que el canapero anda como de capa caída estos últimos meses, y pierde práctica. Porque la competencia canaperil era mucha. Y los canapés, de José Luis –sigue siendo uno de los tres ‘grandes’--, espléndidos. No detallaré, pero sí diré que los miles –miles—de personas que por allí andábamos pudimos tocar moqueta canaperil. Y hasta beber una cerveza no demasiado caliente o un vinito no del todo malo.

No, no se pudo ver ningún gesto de especial cariño entre Aguirre y Gallardón. Ya digo: los dos son muy suyos, sobre todo en campaña.


Calificaciones:
Ambiente: 7 (el tout Madrid…popular estaba por allí) Diversión: 5(casi no se podía saludar, del agobio. Hay que invitar a muchos, pero quizá el lugar ya no sea el adecuado. Y llegar hasta allí es como tomar Belchite). Canapés, 8 (los ha habido mejores, pero José Luis brilló a la altura que de él se esperaba. Cazuelitas de albóndigas especialmente recomendables).

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