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La reforma ayudará a que Wall Street siga siendo la envidia del mundo, dice Obama

viernes 23 de abril de 2010, 04:28h

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió a Wall Street que se ponga de su lado y le ayude a aprobar una reforma que permitirá que el sistema financiero estadounidense siga siendo "la envidia del mundo".

"Con la aprobación de estas reformas, contribuiremos a asegurar que nuestro sistema financiero, y nuestra economía, sigan siendo la envidia del mundo", dijo Obama, quien se desplazó hoy expresamente a Nueva York para pronunciar este discurso cerca de Wall Street, el centro neurálgico del sector.

A sus máximos directivos, reunidos en el centro universitario Cooper Union, los apremió: "a unirse a mí", no sólo "por el interés de su sector, sino por el de nuestro país".

Obama dijo alegrarse de volver a estar a tan sólo "unas manzanas de Wall Street", lo que provocó risas sarcásticas entre un auditorio formado por unas setecientas personas, entre ellas directivos de la industria, y que hizo que el presidente insistiera: "De verdad que me alegro".

Tras esa breve distensión, apuntó que desde la última vez que habló en Cooper Union, hace dos años, en EE.UU. se han destruido ocho millones de empleos, han quebrado "innumerables" negocios y se han perdido billones de dólares.

"Como país nos hemos visto forzados a dar unos pasos sin precedentes para rescatar al sistema financiero y a la economía", apuntó Obama, quien aseguró que gracias a esas medidas, algunas "impopulares", ya se ven "señales de esperanza", como la creación de empleo, cuando hace un año se perdían 750.000 trabajos mensuales.

Entre constantes aplausos del auditorio, formado también por representantes de afectados por la crisis y defensores de consumidores, argumentó que la crisis financiera fue uno de los detonantes de la recesión.

La crisis, dijo, "nació de una falta de responsabilidad, desde Wall Street hasta Washington, que derrumbó muchas de las mayores firmas financieras del mundo y casi arrastra a nuestra economía hasta la segunda Gran Depresión".

Obama advirtió de que "si se deja pasar este momento" y no se aplica la reforma que estudia el Senado, la crisis se repetirá y la economía nacional "seguirá asentada sobre tierras movedizas".

Su intención es aprobar normas "de sentido común" que devuelvan la confianza en Wall Street y protejan a los consumidores, según explicó sobre un proyecto que aporta "mejoras significativas en las defectuosas reglas" que rigen el sector, "pese a los frenéticos esfuerzos de 'lobistas', que seguro que muchos trabajan para algunos de ustedes, por ajustarlos a sus intereses".

Para ello, se crearía un mecanismo para proteger la economía del derrumbe de gigantes financieros, como Lehman Brothers en septiembre de 2008, cuando se tomaron "decisiones cruciales en apresuradas discusiones a media noche".

"Necesitamos un sistema para cerrar empresas en esas circunstancias con el menor daño colateral posible", aseguró Obama, quien explicó que el mecanismo aún no está decidido, pero que la propuesta que hay sobre la mesa, la "Regla Volcker", es limitar el tamaño máximo de las entidades y los riesgos que pueden tomar.

Otro aspecto de la reforma que enfatizó fue aumentar la transparencia de los mercados, ya que, "en parte, la crisis se desató por el uso de complicados instrumentos financieros que en ocasiones desafiaban la responsabilidad y hasta el sentido común".

Esos instrumentos se comercializaron de un modo "tan opaco y complejo que muy pocos en estas compañías estaban totalmente al corriente de las tremendas apuestas que se hacían".

"Esta reforma ayudará a garantizar que esas transacciones se realizan a la luz del día", dijo Obama, quien consideró que esos complejos instrumentos -a los que Warren Buffett llama "armas financieras de destrucción masiva", según recordó el propio presidente- no deben negociarse a la sobra de los reguladores.

Añadió que la reforma quiere hacer que los accionistas tengan "voz sobre los salarios y bonificaciones que reciben los altos ejecutivos", que durante la crisis fueron "perversos incentivos para tomar riesgos".

Se trata, resumió Obama, de un conjunto de reformas que acabarán con "los rescates por parte de los contribuyentes, sacarán a la luz a los acuerdos financieros complejos, protegerán a los consumidores y otorgarán más poder sobre el sistema financiero a los accionistas".

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