El viaje de Benedicto XVI a Brasil, para el cual recorrerá más de 19.000 kilómetros y durante el que pronunciará 12 discursos, será el vigésimo de un pontífice a América Latina, a partir del realizado por Paulo VI a Medellín, Colombia, en 1968, y después de los 18 de Juan Pablo II al que llamó "continente de la esperanza".
Este es el primer viaje intercontinental de Joseph Ratzinger, a 19 años del que Paulo VI efectuó para inaugurar la reunión de los obispos latinoamericanos (CELAM).
Benedicto XVI estará en Brasil del 9 al 14 de mayo para reunirse con los obispos brasileños, canonizar al beato Antonio Galvao de Franca, primer santo nacido en ese país, e inaugurar las labores de la quinta Asamblea del CELAM.
Estas conferencias generales siempre son convocadas por los papas, que eligen el tema, como hizo Ratzinger, que luego pidió que el encuentro tuviese lugar en un importante santuario mariano de América Latina.
Así, fue elegido Aparecida (170 kilómetros al sur de San Pablo), el segundo santuario latinoamericano dedicado a la Virgen luego del mexicano de Guadalupe.
Pero al objetivo inicial de la asamblea de los obispos, se agregaron otros más vinculados al país huésped: el Papa visitará la diócesis de San Pablo y la de Aparecida, se reunirá con los obispos locales y proclamará santo al fraile que vivió en el siglo XIX y que es venerado en todo Brasil.
No será una visita pastoral propiamente dicha a todo ese inmenso país, del tipo de las que realizaba Karol Wojtyla en los primeros años de pontificado, sino una señal de atención de parte de Benedicto XVI para la más grande nación católica del mundo.
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