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Juan Sheput

La madre de todos los errores

La madre de todos los errores

jueves 10 de mayo de 2007, 05:46h
Cuando vemos al presidente García empeñado en una cruzada pro chilena ¿qué es lo que podríamos pensar? ¿Qué es un político cínico que utiliza sus recursos para convencernos que lo malo es bueno para nosotros? ¿Qué es un personaje ingenuo que confía en la buena fe de los empresarios sureños de invertir en nuestro país? ¿Qué actúa con buena voluntad convencidísimo que la inversión chilena en Perú es el camino al paraíso? ¿O que es presa de poderosos lobbies que vienen de su amigo Hugo Otero embajador peruano en Santiago? La verdad es que no podemos saber que está detrás de todo esto. Pero coherentemente con la posición planteada por Perú Posible antes de lo que estoy convencido es que la arremetida chilena en nuestro país no será beneficiosa para nuestro desarrollo –más bien perjudicial- y que sólo favorece a un grupete de empresarios mercantilistas a quiénes el Perú les interesa un bledo y sólo quieren llenarse los bolsillos de plata a costa de todos los peruanos.

Para que esto suceda una vez más la prensa complaciente y poco reflexiva juega un papel importante. Pero ahora no nos vamos a ocupar de ello. Nos dedicaremos a decir el drama que vivirá nuestro país si se permite una arremetida chilena en nuestra economía. Primero es probable que algunos de los 50,000 millones de dólares disponibles del fondo de pensiones de Chile lleguen al Perú. Ello incrementará las riquezas destinadas a Chile mientras nosotros nos contentaremos con el magro impuesto a la renta y unos cuantos empleos precarios. El mercado nacional caerá en manos chilenas con la complicidad del entreguista gobierno aprista que sacrificará al empresariado peruano en aras de una falsa y aparente prosperidad. Si fueran ciertas las palabras de García de querer hacer de Perú un gran país competitivo empezaría por quitarle los zapatos de plomo a nuestro empresariado. Haría las reformas necesarias, en materia de legislación laboral, en materia de medio ambiente, en materia de regulación, en materia estatal, en infraestructura, en lucha contra la corrupción. Pero no hace nada de eso. Es el gobierno de las apariencias y las bonitas palabras. Recurre al recurso fácil de entregarse al capital chileno, hipotecando la economía y a la débil política que encarna él y su partido al interés económico del sur de la misma manera en que otro fantoche lo hizo, Kenya Fujimori, que no dudó en rematar todo para dar una falsa imagen de prosperidad.

Si queremos competir con Chile u otros países, pues primero hay que darle a nuestros empresarios igualdad de condiciones. No todos los empresarios son como los capitostes de la CONFIEP a quiénes en su mayoría les interesa la ganancia inmediata de dinero sin interesarle el futuro del país. Si no se hace eso, pues el país del sur nos arrasará y cuando queramos reaccionar será demasiado tarde. Las nuevas invasiones son de carácter económico y no bélico y en eso Chile tiene una capacidad de exportación de capitales, de traer aquí miles de millones de dólares muy grandes mientras nuestras posibilidades son, a su lado, casi nulas. El entreguismo aprista a Chile será la madre de todos los errores de este gobierno, que algún día tendrá que rendir cuentas ante la historia.
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