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Día del padre

Día del padre

jueves 17 de junio de 2010, 23:52h
Tercer domingo de junio, el calendario dice: DÍA DEL PADRE, por lo tanto un día especial para hablar con nuestros hijos como adultos, lo que implica eliminar el enfoque autoritario, es decir: evitar sermonearlos, regañarlos o castigarlos.

Significa razonar, no imponer; dialogar no dar órdenes; negociar y buscar el ganar - ganar; escuchar, captar sus puntos de vista, inquietudes, preocupaciones y sentimientos y sobre todo, demostrar empatía. Es establecer de común acuerdo las normas, límites, reglas y consecuencias.

Durante años, los padres hemos sido héroes para nuestros hijos, pero también el símbolo de la autoridad. A través del estira y afloja tan importante en el proceso educativo, nos preparaban para que nos bastamos por sí mismos y aprendamos a ser responsables. Cuando nuestro hijo es pequeño y no ha aprendido las normas y las reglas de la casa y la sociedad, es necesario llevarlo de la mano y hacer que se deje guiar, que dependa de nosotros y nos obedezca. En esa etapa, el hijo puede tener muchos amigos, pero sólo cuenta con unos padres cuya misión se enfoca a protegerlo, orientarlo y formarlo. Cuando les decimos a nuestro hijo: “fíjate antes de cruzar la calle” o “no comas eso”, estamos protegiendo su vida.

Una llamada de atención, una voz de alerta e incluso una corrección o castigo, no sólo resulta conveniente, sino necesaria, para ayudar al hijo a formar su criterio, distinguir entre el bien y el mal, forjar su propia escala de valores y prepararse poco a poco para navegar en el mundo por sí mismo, sin necesidad de ayuda.

El resultado de ese proceso es que nuestro hijo en la adolescencia quiere volar solo. ¿Por qué asusta a algunos padres que no acepte una negativa de ellos, cuando no está soportada con argumentos? ¿Por qué nos quejamos de que nuestro hijo quiera demostrarse a sí mismo que es capaz de tomar sus propias decisiones? ¿Por qué nos extraña que busque más libertad? Si en alguna etapa de la vida de los hijos, los padres tuviéramos que fijar límites muy claros y los hicieron respetar con autoridad y sin pedirles su opinión; ahora, los límites deben seguir fijándose, solamente que no en forma unilateral sino negociada, dialogando para establecerlos de común acuerdo, por lo cual, las explicaciones y razones deben pesar mucho más que la autoridad. Los hijos buscan espontáneamente a sus padres para compartir sus experiencias o buscar su protección. Cuando los hijos están llegando a su edad adulta, corresponde a los padres buscar puntos de encuentro, estar disponibles para escuchar; provocar oportunidades para acercarse a ellos sin presionar, sin imponer y abriendo espacios para que demuestren que son capaces de comportarse como adultos.

Cuando los hijos son adolescentes, es conveniente que los padres comprendamos que son jóvenes adultos y por lo mismo, debemos tratarlos como tal.

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