¡Cuantos corruptos!

   Resulta desolador que día sí, día no, nos desayunemos con la noticia de un nuevo caso de corrupción urbanística con alcaldes y concejales de por medio. Ningún partido puede presumir de no tener en sus filas a algún corrupto, y quizá por eso los dirigentes de los partidos deberían de dejar de utilizar la corrupción del otro como elemento de desgaste porque lo que deberían de hacer es poner coto a tanto escándalo.

   Lo que es evidente es que los políticos son un reflejo de la sociedad, y que por tanto en sus filas hay de todo, gente extraordinaria que ha llegado a la vida pública con afán de hacer lo posible para mejorar la vida de los ciudadanos, y gente que aunque al principio tuviera ilusiones las ha ido revistiendo de cinismo y al final ha terminado tirando por la calle de en medio, es decir, aprovechándose de su cargo político para hacer negocios, y curiosamente en el ámbito en el que más sucede es en el municipal.

Ahora es el PP el que tiene que bajar la cabeza porque en Mallorca se acaba de destapar toda una trama de corrupción que presuntamente afecta a algunas personas del partido, pero hace unos días eran los socialistas madrileños los que tenían que bajar la cabeza por otro escándalo inmobiliario.

   Puede que la nueva Ley del Suelo sirva para hacer más difícil la corrupción urbanística, pero sinceramente creo que la la nueva ley se queda corta. La cuestión es que estamos a unos meses de las elecciones municipales y que con tanto escándalo de corrupción en que están implicados alcaldes y concejales, los ciudadanos vamos a tener que taparnos la nariz para ir a votar, y eso siempre es malo.