Lo que nos temíamos: ETA, en el centro de la campaña electoral

La semana política que empieza
ETA, para concejal

Ha ocurrido lo que nos temíamos. Algo que Rodríguez Zapatero se ha empeñado en evitar, a veces hasta más allá de lo razonable. ETA se nos ha convertido en el centro, el eje, de la campaña electoral municipal y autonómica. Lo autonómico y lo local interesa poco, parece, y eso que es lo que más directamente afecta a nuestras vidas; puede que las escasas incertidumbres que arrojan los sondeos contribuyan casi tanto como el discurso romo de muchos candidatos a fomentar el desinterés ciudadano. El caso es que aquí nadie, o casi, habla ya de los problemas medioambientales que provoca la rapacidad urbanística, ni del faraonismo de determinados alcaldes, ni de la integración de los inmigrantes en la vida laboral y cultural de los municipios. Se habla poco de sanidad, casi nada de vivienda. Ni siquiera discutimos ya de las aspiraciones autonómicas de determinadas comunidades no históricas. Ya ni el ‘affaire’ Conthe-Sebastián, que mira que es sabroso, tiene morbo en los titulares.

En los famosos ríos de tinta de los titulares, en el atronador sonido de las tertulias radiofónicas, todo es ETA, kale borroka, jóvenes impresentables que boicotean los mítines del lehendakari, agresiones a militantes del PP en el País Vasco, manifestaciones de la AVT contra los ‘paseos’ de De Juana Chaos, ataques a los jueces por su decisión salomónica sobre las ‘candidaturas de Batasuna’... Y, por si fuera poco, ahora dos datos más, muy relevantes, fundamentales casi, oportunamente filtrados a los periódicos.

Porque este domingo dos de los principales diarios nacionales publican sendas informaciones destinadas a convertirse en el referente de la campaña, en el epicentro de los debates más serios. Y ello, por mucho que Zapatero siga mirando hacia otro lado en sus mítines, ahora con la denuncia (genérica) de la corrupción inmobiliaria como nuevo ‘leit motiv’. Y incluso aunque a Mariano Rajoy no le interesase ‘calentar’ una campaña, que en teoría es local y regional, aireando cuestiones relacionadas con el terrorismo. Que, por cierto, sí que le interesa airearlas.

La primera información, de El País,  dice que el Partido Nacionalista Vasco propone un nuevo pacto antiterrorista a Zapatero y Rajoy. Con seis puntos que me parece que ni el PSOE ni el PP podrían rechazar, porque está en la base de lo que ellos mismos dicen. La mano hábil, negociadora, del presidente del PNV, Josu Jon Imaz ,se ve, por supuesto, tras la propuesta, que llega después de algunos contactos semipúblicos de Imaz con Zapatero –se hablan mucho por teléfono—y de un par de entrevistas secretas –aunque hayan trascendido-- con Rajoy. ¿Aceptará este la mano tendida del nacionalista vasco, una mano que implica matar formalmente el pacto antiterrorista y la ley de Partidos, tal como ahora están? Una ncuestión espinosa en el campo de Rajoy, sin duda.

La otra información es bastante embarazosa para el Gobierno. El diario ABC, que sigue siempre con atención los temas relacionados con el País Vasco, asegura que el Gobierno se reunió con ETA en abril, hace apenas un  mes por tanto, para hablar de las candidaturas de Acción Nacionalista Vasca. Claro que no es previsible que Zapatero o sus ministros, o los dirigentes socialistas, quieran hablar del asunto, pero ahí va a estar, y qué duda cabe de que la oposición va a aprovechar el lance.

Independientemente de lo que cada cual piense en relación con la necesidad de mantener o no una negociación con ETA, lo cierto es que se ha llegado a una situación bastante indeseable. Que toda la actualidad política permanezca pendiente de los avatares de y con la banda parece mala receta ante un debate electoral que debería ser constructivo. A ver qué giro da ahora la campaña ante estas auténticas bombas informativas. Porque casi tan malo como hacer girar toda la campaña sobre esto sería que todos aparenten que aquí sigue sin estar pasando nada. Y pasar, sí pasa. Y más que va a pasar.