Cuba liberará a todos los presos de conciencia

Se trata de los 52 disidentes políticos –reconocidos internacionalmente como presos de conciencia- que fueron detenidos en el año 2003 y condenados a durísimas penas, que en algunos casos superaban los 20 años de prisión.

La decisión se tomó en una reunión de trabajo entre el Presidente Raúl Castro, el Cardenal Jaime Ortega y el Canciller Miguel Ángel Moratinos. Se convierte así en el colofón de la política de negociación y el diálogo emprendida por el Vaticano y Madrid con Cuba.

En la lista de la Comisión de Derechos Humanos aun quedan en prisión otros 115 presos políticos pero sin duda deberán ser negociados caso por caso dado que algunos de ellos han realizado actos de terrorismo como meter bombas en lugares públicos o asesinar civiles.

Más allá de lo que ocurra en el futuro, Moratinos regresa a España y a Europa con el primer resultado tangible de su política hacia Cuba. Algo que le servirá para responder a las críticas internas y también para flexibilizar la posición europea respecto a La Habana.

Por su parte la Iglesia Católica gana un espacio político y un protagonismo que está mucho mas allá de la influencia social real por la cantidad de fieles que la acompañan. De hecho se ha convertido en el interlocutor entre el gobierno y la oposición, a través del cual se consiguen cosas antes impensables.

Pero el gobierno cubano también gana, gana tiempo para reorganizarse políticamente y sobre todo para transformar su economía. La campaña internacional desatada después de la muerte del preso Orlando Zapata en huelga de hambre y el riesgo de que Guillermo Fariñas muera también, dificultaba las relaciones de Cuba con casi todo el mundo.

Mantener en prisión a miembros de una disidencia cuando en realidad no tiene casi ningún protagonismo social significaba pagar un costo internacional enorme para una mínima ganancia. Sobre todo después de que los EEUU se negaron a canjear estos presos por los 5 agentes cubanos detenidos en Miami.