El gobierno venezolano ratificó que no aceptará intromisión en asuntos internos, ni que otra nación pretenda sembrar dudas sobre la democracia, las instituciones venezolanas y los procesos electorales que se desarrollen en el territorio. Además, exigió a la Republica de Chile y a sus instituciones el “respeto absoluto a la soberanía de Venezuela”.
La cancillería manifestó en la misiva que el gobierno "apoya la decisión de las instituciones venezolanas de no servir de plataforma para la celebración de espectáculos políticamente interesados".
Esta polémica se generó después de que el Senado chileno aprobara una resolución para enviar una misión de observadores para las elecciones parlamentarias de Venezuela que tendrán lugar el 26 de septiembre.
En esta resolución, el Senado chileno pidió a las instituciones internacionales adoptar una postura "más vigilante" del cumplimiento de las normas electorales venezolanas, lo que indignó al gobierno y los poderes públicos venezolanos.
Tras esta decisión, la Asamblea Nacional (AN) y el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidieron rechazar la moción del Senado chileno y prohibir la presencia de los senadores "pinochetistas" en Venezuela, mientras el presidente Hugo Chávez aseguró que los parlamentarios "no entrarán" al país.