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Reivindica el derecho de los artistas a comprometerse y también a "despronunciarse"

Miguel Ríos: 'Hemos vivido un quiero y no puedo, una ostentación hortera de la riqueza'

Miguel Ríos: "Hemos vivido un quiero y no puedo, una ostentación hortera de la riqueza"

domingo 25 de julio de 2010, 15:55h

Miguel Ríos tiene la sensación de que en los últimos años España ha vivido "malamente" en una burbuja que no era sólo inmobiliaria, en una etapa marcada por el "quiero y no puedo" y una "ostentación hortera de la riqueza".

   El cantante granadino ha lamentado además, en una entrevista con Radio Nacional de España en Cantabria en la que participó Europa Press, que esto iba un poco contra la tradición de un país en el que "no se sabía quienes eran los ricos" porque "estaban ocultos", pero que en los últimos años pasó a ser un lugar donde la gente con dinero empezó a "pegarse por salir en las listas de Forbes".

   Y eso al final acabó "impregnando" a la sociedad en todos sus puntos.  Uno de ellos, la cultura, en la que, pese a que hay "mejores bandas" y "mejores chavales en los locales de ensayo que nunca", pese a que esta nueva generación le remite cada vez "mejores manuscritos", en cambio, se topan con una "dificultad añadida", la "distribución del talento".

   Ahora el problema es "dónde suena, dónde sale" este talento, porque "los mercaderes también han tomado las tribunas" y ahora "está en sus manos" dictar "si se lleva más el rubio o el moreno, si es más el alto o el bajo", según advierte el autor del himno rockero 'Bienvenidos'.

   Parafraseando a 'Golpes Bajos', Miguel Ríos cree que "corren malos tiempos para la lírica", pero también "malos tiempos para la plástica" y "malos tiempos para la literatura". En general, percibe que se está produciendo una "depreciación del arte".

   "Corren buenos tiempos para el músculo y malos para la razón", continúa el cantante de 'Vuelvo a Granada', que no obstante confía en que esto sea un movimiento "pendular" y volverá el momento en que "la gente volverá a emocionarse no sólo con un gol de Villa, sino con la canción de un nuevo autor que salga".

   Y en esta tendencia, Miguel Ríos lamenta que el Estado "más que ayudar está interviniendo para recortar", con lo que en realidad está "para pocas cosas".

   Ríos, que presume de no haber recibido "en su vida" una subvención, cree que el papel de lo público es "facilitar que pasen las cosas", no ser quien las hagas.

   Por eso reclama que se dediquen a crear, recalcando que es precisamente su competencia, "la infraestructura", para que "todas las ciudades tengan locales" y la gestión de la cultura "no sea tan dificultosa", todo dentro de una concepción de la cultura "no como un objeto de lujo, sino como un bien público".

EL COMPROMISO DE LOS ARTISTAS...

   Miguel Ríos considera, como Nuria Espert, que los artistas "tienen que ser progresistas", porque es un colectivo que está "más cerca" de esa línea que del "pensamiento establecido de la derecha", una ideología que él ve que "propugna cosas inmovilistas, una forma de concebir la vida sin sobresaltos, pero también sin avances".

   "Los artistas queremos un poco de aventura" y una vida más basada en el "sentimiento de la incertidumbre" que da la búsqueda del aplauso.

   Pero el que comenzara la canción 'Año 2000' diciendo en su primera línea que "Este es el tiempo del cambio" advierte de que no hay que tener el "tabú para reconocer los errores de los nuestros" y los artistas, al igual que tienen el derecho a pronunciarse, también lo tienen a "despronunciarse".

   Así lo hizo ya Miguel Ríos junto a otros artistas en los años 80, según evocó, cuando se negaron a cantar a favor de la entrada de España en la OTAN por encargo de los "mismos" que meses antes les habían pedido que actuaran en un concierto "memorable" en contra del ingreso del país en la Alianza Atlántica.

   "Mi ideología está por encima de la conveniencia, siempre he pensado en izquierdas, he creído en mensajes de campañas que eran de verdad, y algunas veces me he pegado desilusiones tremendas", confiesa.

...Y SU COMPROMISO SOCIAL

   El intérprete de 'Así que pasen treinta años' explica que esta gira de despedida "no es lo mismo que retirarse de los escenarios", pero que se plantea esta nueva etapa porque entiende que "este oficio necesita una cantidad de energía de la que yo empiezo a notarme falto".

   "Soy como un muñeco de hojalata que está dando al tambor y se le van acabando las pilitas de Duracell. No quiero caer como un juguete roto por el dar el último baquetazo", confiesa, tras admitir que su salida es "maravillosa" porque tiene la "oportunidad de dejarlo por propia voluntad y ponerme al servicio de una causa".

   Dentro de ese compromiso social, Miguel Ríos se encuentra inmerso en la tramitación de su fundación, 'Solidarock', que va a estar centrada en recoger las peticiones que se hacen para cantar en los conciertos solidarios como los que se organizaron tras el desastre de Haití.

   "Muchas veces se hacen con muy buena voluntad pero con poca capacidad técnica", explica, tras incidir en que "montar un concierto es complicadísimo", toda una "aventura" en la que "mucha gente se arruina".

   Por eso el cantante de 'El Himno de la Alegría' quiere poner su fundación al servicio de estas cosas, buscando patrocinadores y sinergias, con el objetivo de "devolver a la gente" todo lo que ha recibido en su carrera y de "prestarle voz a los que no tienen", algo que cree que "sí es una función del tipo que tiene un micrófono".

   En general, este tipo de reacciones ante las catástrofes es algo que a Miguel Ríos todavía le "sigue emocionando", porque se logra que, pese al "caldo de cultivo" de "insolidaridad" que percibe en la sociedad, en estos momentos, "sale lo otro y el ser humano da la talla", y eso le emociona.

   Otra cosa es sobre los escenarios, un lugar en el que Miguel Ríos trata de "medir el sentimiento" porque uno de los primeros efectos de la emoción es que "te cierra las cuerdas vocales".

   Ahí es cuando intenta "minimizar" todo lo que hay a su alrededor y de llegar a un "grado de concentración tan grande" que le permita evitar la emoción.

   Pero Miguel Ríos ya sabe que en su último concierto, en el que haga su vuelta a su Granada natal, "es probable que las cuerdas vocales se hagan un nudo".

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