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El voto gay

martes 27 de julio de 2010, 04:11h

Desde el jueves anterior Argentina pasó a ser el primer país de América Latina que avanzó hacia una sociedad un poco más igualitaria al permitir, por decreto, la Ley del Matrimonio entre personas del mismo sexo. Si la izquierda en México tomara en cuenta este avance del país sudamericano, la proporción de sus votos, ni lo duden, crecería en al menos 10 puntos porcentuales.

No es que Argentina sea menos homófoba por esa ley. No confundamos. (En la capital argentina, Buenos Aires, 85.8 por ciento se pronunció a favor de la ley para homosexuales y lesbianas. Pero en el resto del país, los índices rondan entre 50 y 70 por ciento). La aprobación no es gratuita para el gobierno de Cristina Fernández: desde 2002, cuando se aprobó la Ley de Unión Civil, el turismo gay internacional representa desde entonces 17.8 por ciento de los ingresos externos del país.

Midan ustedes lo que puede ser una medida política frente a la economía. Claro, hay que pagar las consecuencias de enfrentar a la derecha —y la izquierda conservadora—, y desde luego, la reacción de la Iglesia católica. Pero ya vimos que se puede. Si Argentina pudo, por qué México no. Es una estrategia política que en el Distrito Federal tuvo reacciones positivas cuando se aprobó para la ciudad el matrimonio entre personas del mismo sexo. El siguiente paso es extenderlo a todo el país.

Claro, hay una diferencia muy grande entre Argentina y México. Allá los movimientos gay están sobre la misma causa y aquí están con base en sus propios intereses políticos. Por eso se entiende que, con un político sagaz, de cara al futuro, se pueda avanzar hacia una sociedad más igualitaria, a pesar de las enormes diferencias que el movimiento homosexual, dividido, ha provocado.

A la izquierda le convendría recapacitar en este tema. Sobre todo a sus dirigentes señeros: Jesús Ortega en el PRD, Andrés Manuel López Obrador en su movimiento hacia la presidencia, y desde luego, a Marcelo Ebrard, que se aventó el toro de los matrimonios gays, con enorme éxito. (No descartamos a candidatos independientes como Juan Ramón de la Fuente.) No lo piensen mucho: la sociedad mexicana está más progresista de lo que parece. No se puede negar ante los resultados de las alianzas entre el PAN y el PRD en Oaxaca y Puebla, que arrebataron al PRI esos estados. Los votantes saben lo que hacen.

¿Quién dice sí?

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Opinión extraída del Periódico Milenio 26/07/10

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